La rutina de Tony Saca en el sector 9 de Mariona

La fuentes consultadas no hablan de privilegios para esos reos VIP, aunque hay algunas excepciones

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En esa área hay un edificio de dos plantas. En la parte superior

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30 March 2017

La rutina inicia muy temprano en el penal La Esperanza, en las afueras de la ciudad de Mejicanos, al norte de San Salvador. Una vez abandonan las celdas, los reclusos son contados y revisados de un vistazo, de manera que las cuentas cuadren y estén bien.

A este régimen son sometidos todos los internos, sin excepciones, incluido el expresidente de la República, Antonio Saca, y varios de sus ex colaboradores cercanos durante su mandato (2004 - 2009); el ex fiscal general, Luis Martínez; y el reconocido locutor y presentador de televisión, Max González. Todos, con pantalones cortos y camisas blancas; y en sandalias.

Ellos y otros detenidos - acusados de varios delitos - están recluidos en un cuadrante del norponiente del penal La Esperanza. Aunque oficialmente, ese espacio está destinado para los reos en fases de confianza, para muchos - tanto dentro como fuera de ese recinto - esa es la “zona VIP (Very Important People)” del reclusorio, donde “no está cualquiera”.

En esa área hay un edificio de dos plantas. En la parte superior, están los reos en fase de confianza, quienes salen temprano y regresan al final de la jornada; y en la parte baja permanecen don Tony, el ex fiscal Luis Martínez y el Gordo Max, como se les conoce. Y los demás.

Las fuentes consultadas no hablan de privilegios hacia este grupo. No tienen grandes televisores pantalla plana, equipos de sonido, electrónicos o máquinas de gimnasio, como cualquiera podría suponer, a decir de otros casos conocidos.

Sin embargo, si se reconocen algunos beneficios: El principal es que están aislados, separados por una barrera que les impide tener contacto directo con la mayoría de reos, que les ve de lejos, a veces con cierta curiosidad; y otras, con indiferencia.

De la depresión a la realidad  

Saca estuvo detenido en las bartolinas de la DAN (División Antinarcotráfico) de la Policía desde que fue detenido, a finales de octubre de 2016. La madrugada del 17 de enero fue trasladado hacia Mariona, convirtiéndose así en el primer expresidente de El Salvador en ser encarcelado en una penitenciaría destinada a reos comunes, donde no hay pandilleros.

Junto a él fueron llevados el exsecretario privado de la presidencia, Élmer Charlaix, el exsecretario de comunicaciones, Julio Rank, el exsecretario de la juventud, César Funes; así como Pablo Gómez, contador de Casa Presidencial, Francisco Rodríguez, jefe de la unidad financiera de Casa Presidencial, y Jorge Alberto Herrera, tesorero de la casa de gobierno.

Son procesados por varios delitos como lavado de dinero, agrupaciones ilícitas y peculado, esto es, apropiarse de dinero del Estado.

En esa área, además del Gordo Max, están también el empresario Ernesto Regalado, así como Luis Alonso Marroquín y Salvador Enrique García, acusados de pagar por actos sexuales con menores de edad.

De los siete, era Saca el que se mostró bastante deprimido recién llegado a Mariona. Y no era para menos. Durante cinco años fue el ciudadano número uno de El Salvador. De ser un empresario radial y locutor deportivo, pasó a la Presidencia de la República; y siete años después, a estar confinado y privado de libertad.

De acuerdo a  empleados de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) que trabajan en esa cárcel, Saca y su séquito gozan de otros beneficios que sólo los reclusos en fase de confianza tienen.

Porque un procesado que es enviado a Mariona no tiene el privilegio de moverse por las tardes o en las mañanas frente a la fachada del edificio de administración de ese centro penitenciario. Los reclusos del sector 9 sí lo hacen.

Las visitas que cambian el orden

La llegada de los 12 reclusos VIP cambió la rutina del penal de Mariona. Al menos en el pabellón que comparten con los reos en fase de confianza, es decir, los que por su buen comportamiento se les ha conferido el beneficio de salir del penal a trabajar y llegan sólo en la noche a dormir.

Entre custodios y personal administrativo suelen gastarse bromas a espaldas de estos presos. La más frecuente y hasta ya trillada suele ser que en Mariona van a montar un “domingo para todos”, un noticiero (antes de ser nombrado secretario de comunicaciones durante el período presidencial de Tony Saca, Julio Rank era entrevistador y presentador de noticias) o una pequeña “república” donde sea Saca el que gobierne.

En pocas ocasiones sí se ha alterado la rutina en la zona de los reos en fase de confianza, como por ejemplo, cuando los “VIP” reciben visita.

El lunes 6 de febrero, los reos en fase de confianza fueron confinados a sus celdas en el segundo nivel del referido pabellón y desde muy temprano adecuaron el local en la parte baja para que Saca recibiera a su esposa como visitante. Los otros once reos también recibieron visitas ese mismo día.

“En la entrada de la fase hay un salón donde permanecen los reos de confianza. Pero ese lunes (6 de febrero), como tuvieron visita todos ellos , encerraron a todos los de la Fase que están en el segundo piso, asearon bien el salón para que ellos recibieran la visita. Llegó la esposa de Saca”, confió una fuente.
Afuera, unos cuantos autos de lujo fueron estacionados, con hombres armados, pero de civil custodiándolos . Eran los guardaespaldas de los visitantes.

En los alrededores del penal había más. Una que otra mujer o cualquier pariente de los reclusos comunes y corrientes murmuraron que mientras ellos hicieron una larga fila para poder entrar a ver a sus presos, los familiares de los reos del sector nueve entraron con mucha facilidad.

No hacen fila para entrar y los registros corporales son menos rigurosos. Es lo que ven, aseguran.

Esa es una escena que, según fuentes en el penal de Mariona, con seguridad se repetirá un lunes sí y otro no, cada 15 días, cuando les lleguen a visitar sus parientes.

Pero el pasado lunes 20 de febrero, no hubo tal visita para Saca, pues su esposa Ligia Mixco no pudo llegar porque ella misma estaba enfrentando su primera audiencia, la inicial, en un juzgado de paz de San Salvador, donde ha sido acusada por la Fiscalía General de la República (FGR) por el delito de lavado de dinero.

A falta de visita del lunes, el martes 21 en la tarde, tres reconocidos abogados de los 12 presos permanecieron por más de una hora en Mariona, entre éstos Lisandro Quintanilla y Mario Machado. Poco antes de las 4:00 de la tarde, cada uno, en diferentes momentos, abandonó el penal. Quintanilla cruzó la calle y abordó su pick up;  Machado salió después, se subió a su camioneta y se alejó de la prisión.

“Hey, no le da miedo”

A parte del día lunes que reciben visitas, Tony Saca y los otros once reos “importantes”, se gastan el tiempo conversando con los demás reos de la fase de confianza, mientras éstos realizan alguna tarea de mejoramiento en el penal.

“Hey, no le da miedo”, le preguntó --quizá para hablar algo nomás-- Saca a un recluso que un día de finales de febrero estaba arriba de una escalera pintando una pared. El recluso le respondió que “no”, que estaba acostumbrado a este tipo de trabajos.

Por las tardes, salen al frente del edificio administrativo. Custodios o personal administrativo cruzan algunas palabras con ellos; no son muchos los que hablan con esos reclusos y en especial con los cinco exfuncionarios (Saca, Martínez, Rank, Charlaix y Funes).

“No se ve bien que los custodios o empleados estén platicando con ellos… no es conveniente”, prosiguió la fuente. Quien sí platica muy a menudo con ellos es el director del penal. “Esta es la hora (entre las 4:00 y las 5:00 de la tarde) en que los del Sector 9 acostumbran a echarse una platicadita con el director (de Mariona)”.
Las fuentes aseguran que otro aspecto que diferencia a los doce presos VIP del resto de reclusos es que les dan comida diferente. La misma empresa que proporciona la comida a los miles de reclusos, también le provee la alimentación a los doce. “Pero es diferente. El martes de esta semana, por ejemplo, en el almuerzo, los de Aliprac llevaban un hielera pequeña. Dijeron que era la comida y fruta de Saca”.

¿Quién paga esa comida diferente? Las fuentes dicen que no saben si es el sistema penitenciario o si las familias de los procesados han hecho algún arreglo con la empresa proveedora de alimentos.

Monitoreados las 24 horas

Pasando el tercer control, ahí están los reos especiales. Son especiales. Tanto que el sistema penitenciario tuvo que hacer arreglos al ala (pabellón) norponiente que estaba destinada solo para los reos en fase de confianza. Luego, lo bautizaron con el nombre de Sector 9.

Mariona o La Esperanza es la penitenciaría donde el 18 de agosto de 2004, cuando Elías Antonio Saca recién había comenzado su mandato presidencial, 32 reos murieron y 17 más resultaron heridos en una batalla campal entre reos comunes y miembros de la pandilla 18, que entonces todavía no se había dividido en sureños y revolucionarios.

En ese mismo penal, dos años antes de la masacre de los 32 reclusos, dos policías antinarcóticos fueron asesinados a golpes y cuchilladas cuando realizaban un cateo en un sector de bartolinas. Esto ocurrió en diciembre de 2002.

Luego de ser trasladados, el grupo de Saca y del Gordo Max, algunos cambiaron las delgadas colchonetas por camas de doble colchón.  “Un día vimos que estaban entrando, al Sector 9, unos colchones de cama box spring. Recién llegados les dieron colchonetas”, aseguran las fuentes quienes no pueden afirmar que los doce tengan camas de doble colchón.

“Mentiríamos si le dijéramos que sabemos que la familia les ha llevado los colchones o que el sistema se los ha dado”.

Los doce imputados, aunque permanecen en un mismo sector, están en celdas separadas.

“Viven en el mismo mesón, pues. Sólo que en el sector de ellos es como la colonia Escalón y el resto de penal es un champerío”
Pero además de adecuar el pabellón de la fase de confianza, el sistema penitenciario colocó varias cámaras de videovigilancia para monitorear permanentemente a los doce. “Desde la Dirección (General de Centros Penales) y desde el mismo (penal de) Mariona están monitoreados con cámaras….están pendientes de todos los movimientos de ellos… por cualquier mala decisión que puedan tomar alguno de ellos (como suicidarse) o alguien que les quiera hacer daño”.

Bajo estos controles, así transcurre un día en la vida de estos ex funcionarios y celebridades, entre la rutina, el ocio y una nueva costumbre: la ausencia de libertades plenas.

Lo que aún no se sabe es a qué dedican el largo tiempo libre. Si leen, realizan juegos de mesas, están inscritos en algún programa o repasan su defensa ante las acusaciones que les hacen.