En la vida del payaso Chocoyito no todo es alegría

Este cómico salvadoreño trata de llevar siempre una sonrisa y un mensaje a los jóvenes, pese a que perdió a su hijo en medio de la violencia

descripción de la imagen

Por

23 March 2017

Existe un dicho popular que dice: “El show debe continuar”, cuyo significado es que hay que sacar fuerzas para superar el dolor de una tragedia y seguir adelante en la vida.

Estas palabras cobran un significado especial en la vida de José Domínguez, un salvadoreño a quien la violencia le quitó lo más importante: su hijo.

Por increíble que parezca, este padre de familia, reconocido en el mundo circense como el payaso Chocoyito, vivió en carne propia la privación de libertad de su hijo en julio de 2015. Dos meses después su cadáver fue hallado amarrado, con señales de tortura y un disparo de escopeta.

“Mi hijo tenía 18 años y yo cinco meses de ser payaso”, dice, mientras se maquilla previo a su show. Agrega: “Me dolía bastante porque cuando fue el Día del Padre prometió estar conmigo”.

Tras haber sepultado a su hijo, Chocoyito no se quedó de brazos cruzados, pues supo que “el show debía continuar” y que debía de trabajar por la juventud de este país, la cual es seducida por la delincuencia. Antes, este padre de familia perdonaría al asesino de su hijo.

A finales de 2015, en la mente de este maestro de la risa surgió una idea: enfocar su show con pasajes que llevaran mensajes preventivos de la violencia hacia la juventud.

Nace Buscando Sonrisas Es un show único en el país, la misión es presentarlo en centros escolares públicos y privados.

Tras casi una hora de constantes carcajadas (damos fe de ello), llega el momento del cierre, el cual es la esencia del espectáculo.

Por unos minutos la sonrisa de los payasos desaparece de su rostro. El maquillaje es sustituido por lágrimas, mientras Chocoyito se va despojando de su vestuario, le va cambiando la voz para darle paso a José Domínguez, aquel padre de familia golpeado por la violencia.

“Encontré a mi hijo golpeado, maltratado... fue bastante difícil (las lágrimas cubren su rostro y su voz se quebranta)”, dice a los jóvenes que cambian su expresión de felicidad a la de tristeza.

“Él, a veces, se vestía de payaso”, recuerda mientras lucha para que su voz no vuelva a quebrantarse.

“La gente se reía con mi show mientras él estaba secuestrado, nadie sabía mi dolor”, cuenta a los jóvenes mientras estos reflexionan. El mensaje caló, el objetivo se cumplió, comenta Chocoyito. Los aplausos se lo confirman.