Para los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador el cuido de la cuenca río Lempa es una deuda pendiente. Y aunque los tres se sirven de sus aguas los esfuerzos son muy mínimos para controlar la industria cafetalera, minera y los desechos sólidos de las municipalidades vinculadas.
El Salvador es el que más se beneficia del río y el que menos está haciendo. Por ejemplo, solo en la cuenca salvadoreña hay cuatro centrales hidroeléctricas que sirven energía.
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“El Salvador saca agua para abastecer al área metropolitana, para un aproximado de 800 mil personas de 10 municipios. Al igual que el 35-40 por ciento de energía eléctrica la abastece el río Lempa”, explica Héctor Aguirre, director de la Mancomunidad Trinacional Fronteriza Río Lempa.
Pese al uso y beneficio del agua en El Salvador no hay una política de Estado a cambiar el grado de contaminación que tiene este río. Solo en Chalatenango y La Libertad, en los municipios aledaños al río hay una cuneta de varios kilómetros de largo que sirve para el riego.
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“Les pedimos que procedan contra las personas que hacen mal uso del agua. Si nosotros aquí que es donde nace el agua nos estamos sacrificando, evitando la contaminación, no es justo que allá abajo la contaminen”, dice Henry Lemus, concejal de Olopa, Guatemala.