Rodrígo López: El artista entusiasta por excelencia/ Enero 2017

Nuestro Salvadoreño del Mes de enero 2017 es un artista polifacético, entusiasta e inquieto que no se cansa de aprender. Siempre logra lo que se propone, porque cree en lo que hace.

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24 January 2017

Rodrigo López Agüello, mejor conocido como Rolo, es un artista de muchos talentos, pero no solo en el arte, sino también en la administración de empresas. Rolo logra siempre cumplir con lo que se propone porque cree en lo que hace. Es nuestro Salvadoreño de Mes de enero 2017.

Comenzó a pintar en primer grado, pero no fue hasta que se ganó la oportunidad para diseñar un mural, que su pasión por el arte despertó. Este mural se llamó “Bosque Tropical” y adornaría las instalaciones de su colegio, la Escuela Americana. Nunca asistió a clases privadas, aun así él logró desarrollar su talento. “Hacía cuadros en mi casa, en mi cuarto y los trataba de vender, siempre desde chiquito fui vendedor, y lo lograba”, expresa.

“Es determinado, me parece que Rodrigo es una persona apasionada con lo que hace, busca la excelencia y consigue lo que se propone. Después de conocerlo como artista, y la pasión que describe en su trabajo, me motivó a adquirir su obra”, comenta Gustavo Chacón, artista y propietario de la Revista “El Artista”, de Guatemala.

Para este salvadoreño, sus grandes apoyos han sido sus padres.

 “Los dos desde su manera, siempre me decían que había algo, esto lo traes, lo que haces es dibujar, pintar, hacer esculturas y teatro”, recuerda Rolo. Su papá siempre le aconsejó creer en sí mismo, y que si tenía un sueño debía alcanzarlo, sin importar lo que dijeran los demás.

Este salvadoreño cree que sea lo que sea que esté haciendo, lo tiene que hacer bien y poner todo su empeño. “Es algo que todo el mundo tendría que tener en su mente. El creer en uno mismo es lo que hace llegar lejos a alguien, el ser una persona que sabe lo que le gusta, lo que quiere y hasta dónde lo quiere alcanzar y esa ambición, siempre y cuando sea positiva para el bien de los demás, todo va en cascada”, explica.

“Clavado en la Lectura” 

Revela que a lo largo de su vida siempre logró balancear sus estudios y el arte. “Como cualquier deporte, alguien que juega fútbol o básquet está en sus clases y está dedicado a su pasión, este era mi deporte”. Fue entonces que, como regalo de su promoción de bachillerato, estuvo a cargo de hacer “Clavado en la Lectura”, una escultura de dos metros hecha de cemento y hierro bajo, la asesoría de su profesor de arte, John Bell III. Un par de semanas después, Rodrigo se fue becado a Carroll University en Wisconsin, Estados Unidos, para estudiar Historia del Arte por dos años. Además estudiaba en el Betty Otteson Theatre, donde luego de estar en cuatro obras, ganó dos Betty Awards, uno como mejor actor de reparto y otro, como mejor actor principal.

Rolo rememora que uno de los momentos más felices que ha tenido fue cuando lo aceptaron para hacer el programa universitario en Disney World. “Siempre fue mi sueño trabajar ahí, por cuatro meses como si fuera una pasantía a mis 22 años. Tenía que hacer un estudio de la sinergia entre todos los empleados de Disney, cómo todos llegaban a hacer la magia, en realidad no era magia, sino que es algo tremendamente organizado”, confiesa Rodrigo.

Considera que dentro de sus mayores logros están el lograr contribuir al prójimo, “a aquellos que no pueden hacer algo para ayudarse, como cuando fue el terremoto del 2001. Estaba de vacaciones de la universidad y vi todo lo que había sucedido, si quería ayudar, sabía que tenía que ser algo totalmente fuera de la caja, entonces se me ocurrió ir a las oficinas de los proveedores de la comida. Nosotros teníamos unas tarjetas, donde se nos descontaban los puntos consumidos, estos eran dinero y estábamos como a mediados del semestre, nadie se gastaba todos sus puntos. Donamos bastante porque la gente no decía voy a dar tantos dólares, sino puntos, lo asoció de una mejor manera y mandamos el dinero aquí a El Salvador, a las víctimas”.

Rodrigo tiene una perspectiva sorprendentemente positiva sobre la vida, independiente de la situación y contagia a todos los que lo conocen con su amistad cálida, sinceridad y risa inolvidable”, opina desde Singapur, Christopher Chang, cliente y compañero de universidad.

Luego de su experiencia en Disney World, Rodrigo se cambió a Loyola University en Nueva Orleans, Estados Unidos, donde se graduó en Administración de Empresas y Relaciones Públicas. Primero, Rodrigo trabajó en el área de mercadeo de Sherwin Williams y aprovechó para conocer el laboratorio. “La resina, los pigmentos, cómo se hacían, en fin, para mí era casi una fábrica de chocolate, pero en pintura, estuve cinco años ahí”, recuerda Rolo.

Luego empezó a importar productos de Estados Unidos. Más adelante, formó parte del Grupo Octo, del cual aún es socio, y empezó a ver proyectos de experiencia del cliente y cómo sistematizar los indicadores. En este tiempo, Rodrigo atendió a empresas como: Subway, Air Support Group, Club Campestre, Alpina, Jaguar Sportic, QHA.

“Rodrigo contamina energía a cada persona que conoce. A cualquier hora o día, sin importar en que situación, está listo para llevar la mejor disposición y el mejor espíritu de vida. No hay momento que no tenga una sonrisa en su rostro”, expresa Francisco Prado, CEO Grupo Octo.

Su filosofía es que los retos son diarios y aunque admite que siempre hay una parte de él que le tiene miedo a lo desconocido, “más que todo saber si va, o no, a funcionar. En todos los cambios grandes, es un riesgo que me gusta tomar. Sé que me voy a sentir un poco con miedo, pero tomar riesgos me gusta, algo nuevo”, reconoce Rolo.

 Rodrigo tiene 37 años, una familia y se dedica a tiempo completo a las artes plásticas. Trabaja más que todo en un proyecto que mezcla el pop art con ultrarrealismo, así como en cuadros abstractos y composiciones de colores distintas. Las obras de este artista salvadoreño se encuentran en Miami, Atlanta, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Panamá, Puerto Rico y Singapur, además de estar en exposición permanente en la Galería 1-2- 3.

“Como en mi mente es arte, despierto, sueño, como con todo lo que tenga que ver con arte, quisiera meterme en esculturas de bronce, vidrio, tomar cursos de eso y aprender un poco más. He pensado una maestría en arte, quisiera estar en galerías de Estados Unidos, México o Colombia. Así mismo, me gustaría volver a actuar, no me he imaginado en qué parte lo podría hacer”, cuenta Rodrigo.

Este salvadoreño polifacético aconseja a los jóvenes que si desean iniciar una carrera en el arte se apoyen en grupos como Volarte, que se dedica a “ayudar a artistas emergentes para posicionar su arte y darles oportunidades, que busquen ese apoyo”.

Agrega también que deben “encontrar lo que les gusta hacer y hacerlo todos los días, eso es lo más importante, en cualquier trabajo, no importa, siempre y cuando les guste, y disfruten hacerlo, al final es calidad de vida”.