William Dampier, el bucanero científico

A mediados del siglo XVII,  Europa aún tenía muchas ganas de explorar y conquistar grandes porciones del planeta. Fue entre esa expansión de los imperios que nacieron William Dampier y William Funnel, su compañero de expediciones y correrías

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Mapa despegable y portada del libro de Funnel

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14 January 2017

Hijo de un labriego que lo dejó huérfano desde corta edad, William Dampier (1651-1715) no cursó estudios más allá de las destrezas básicas de leer y escribir, pero su curiosidad y sus afanes de aventura lo llevaron a hacerse a la mar desde muy joven, cuando se enroló como grumete. Después, viajó por Canadá, el Caribe, dirigió una hacienda en Jamaica, se dedicó a leñador en la zona mexicana de Campeche, fue bucanero y corsario desde Chile hasta California (1679-1681) y exploró Filipinas, China y Australia.

Vuelto a Inglaterra en 1691, se dedicó a ordenar sus numerosas libretas de apuntes, donde registró plantas, animales y costumbres de los diferentes territorios por los que anduvo. Con todos esos materiales, se dedicó a escribir y publicar libros

de aventuras varias, pero con carácter testimonial y sin invenciones, lo que lo llevó a ser uno de los fundadores de la narrativa inglesa moderna, uno de los primeros exploradores convertido en autor de best-sellers y el único ser humano de su tiempo que circunnavegó la Tierra en tres ocasiones.

Los datos, dibujos y mapas contenidos en sus libros llamaron la atención de sus lectores, pero también de la Corona y el Almirantazgo británico, que lo contrataron para realizar expediciones y misiones bucaneras y corsarias en los mares del Sur, desde la Patagonia americana hasta la isla-continente australiana, aunque por sus desmanes pronto lo sometieron a una corte marcial, en 1701.

Dos años después, las autoridades británicas lo rehabilitaron y pusieron al frente de una nueva expedición corsaria, con el velero “St. George” -capitaneado por Dampier, en compañía del cirujano y corsario inglés William Funnel- y el “Fame”, que desertó poco tiempo después del levantado de anclas y fue reemplazado por la galera “Cinque Ports”, comandada por el teniente Thomas Stradling. Con sendas tripulaciones de 120 marinos, ambas naves se unieron en alta mar, el 30 de abril de 1703, para después hacer escalas en las islas de Madeira y Cabo Verde, Brasil y el archipiélago de las Malvinas.


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El 4 de enero de 1704 cruzaron el Cabo de Hornos y desde el estrecho de Magallanes se dirigieron hacia el archipiélago chileno de Juan Fernández, donde el marino escocés Alexander Selkirk mostró su desconfianza ante el capitán del “Cinque Ports” y optó por quedarse a vivir en una isla deshabitada. Pocos años después, sus vivencias estimularon la imaginación del escritor Daniel Defoe, para gestar a su memorable personaje Robinson Crusoe, mientras que las travesías y hazañas de Dampier inspiraron a Jonathan Swift para gestar a Lemuel Gulliver y sus fantásticos viajes a Lilliput y otros territorios de ensueño y fascinación.


Durante la travesía por la costa del Pacífico americano, abordaron y saquearon algunas naves de mediana importancia. La distribución del botín provocó seria disputa entre los capitanes de la pequeña flota, que llevó a que las dos naves se separaran cerca de la bahía de Panamá, el 14 de mayo de 1704. Tras permanecer varios meses ante las costas de Ecuador y Perú, Dampier y su tripulación dirigieron el “St. George” hacia el norte y arribaron el 16 de agosto a la península y golfo de Nicoya (Costa Rica), donde atracaron por un mes, para abastecerse del agua dulce y demás provisiones para su largo recorrido hacia el norte de América y el sur de Asia.


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Desde mediados de septiembre hasta diciembre de 1704, navegaron por las costas del Reino de Guatemala (zona registrada en dibujos a lápiz, hechos por Funnel), del Virreinato de la Nueva España y las de Nueva Galicia (actual estado mexicano de Jalisco), donde el 6 de diciembre, en las cercanías de la bahía de Navidad, atacaron al rico Galeón de Manila, que una vez al año hacía la travesía comercial entre Manila y el puerto mexicano de Acapulco. La nave española se defendió muy bien y, con sus atinados cañones, dejó bastante averiado al atrevido velero inglés del para entonces ya mítico Guillermo Dampierre, nombre con el que fue conocido en las colonias españolas y portuguesas. 

Con su tripulación descontenta y frustrada por aquel sonado fracaso, Dampier y Funnel decidieron navegar hacia el sur en busca de un área cálida para pasar el invierno del hemisferio norte, reponerse y dotarse de nuevas y abundantes provisiones. Por eso, navegaron de nuevo hasta el Reino de Guatemala y la Gobernación de Nicaragua, en cuyos límites fronterizos encontraron el golfo de Amapalla (sic: Amapala) o Fonseca, en cuyas aguas cerradas y numerosas islas penetraron el 26 de enero de 1705.