La Fiscalía General de la República informó, hoy, que dos sujetos fueron condenados a 40 años de prisión, por la muerte de Katherine Roxana Motto, de 14 años, asesinada en febrero del año pasado en la colonia Altavista, Ilopango, San Salvador.
Los condenados, pertenecientes a la pandilla 18, fueron identificados como Francisco Edgardo García Pineda, de 24 años, alias "Liro Taz", y José Mauricio Valdez Zetino, de 28, alias "Mauristreet".
Los condenados son Francisco Edgardo García Pineda, de 24 años, (a) Liro Taz, y José Mauricio Valdez Zetino, de 28, (a) Mauristreet. 2 pic.twitter.com/WD7q5fpLZT
— Fiscalía El Salvador (@FGR_SV) 13 de enero de 2017
Motto fue asesinada el pasado febrero a las 7:10 de la noche sobre la avenida Veracruz y calle C, en la última etapa de la residencial Altavista, municipio de San Martín.
Según la Fiscalía, la menor llegó a comprar a una tienda que estaba a pocos metros de su vivienda, simultáneamente llegó el supuesto pandillero quien fue atacado desde un vehículo blanco, desde el cual le dispararon varias veces sin importar que en la tienda hubiera más personas, incluyendo Katherine.
Cuando la madre de Katherine salió a buscar a su hija, la encontró boca abajo, ensangrentada, por lo que pidió ayuda para trasladarla al hospital de San Bartolo; sin embargo, la niña murió poco antes de recibir atención.
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De una ráfaga de seis disparos hechos, dos balas le cayeron a la niña en la espalda.
La niña no tenía ningún vínculo con grupos delincuenciales que operan en la zona donde fue asesinada. Eso lo dijeron policías encargados de patrullar el sector y lo dijeron también vecinos y familiares.
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La menor estudiaba noveno grado en un colegio privado, a pocas cuadras de su casa y el 20 de abril pasado, celebraría sus 15 años. Ya tenía el vestido y los zapatos que luciría en la celebración. Pero no pudo ser así. Los pandilleros cambiaron la alegría por el luto y la niña tuvo que usar su vestido rosa como mortaja.
Días después de la muerte de Motto, el Diario de Hoy publicó la historia de la víctima inocente.
“Mi hija estaba en el lugar equivocado. Ella era una niña sana”, dijo en aquella ocasión, anegada en llanto, la madre de la menor.