Jorge Reyes llevaba ya más de cuatro horas de marcha sobre la Cordillera del Bálsamo. Como compañeros llevaba su cámara Canon A1, de esas que había que arrastrar el siguiente cuadro accionando una palanquita, un lente de 24 milímetros y dos rollos fotográficos de 24 exposiciones que le habían obsequiado un día antes. Su andar tenía una causa, fotografiar los estragos de Comasagua después del terremoto del 13 de enero de 2001.
Un día antes, El Salvador fue remecido por un sismo que fracturó la tierra y acabó con la vida de, al menos, un millar de personas. Comasagua fue uno de los 172 municipios con mayor destrucción, un pueblo que en pocos minutos vio todo caer. El día de la tragedia, Reyes reportó la destrucción en la carretera de Los Chorros, la documentó y la entregó a la redacción de El Diario de Hoy (EDH), periódico en el que colaboraba.
Al día siguiente se emocionó al ver su nombre y las fotografías que tomó. Esto lo animó a buscar un nuevo reto, retratar Comasagua, un lugar que quedó aislado por los derrumbes, a dónde otros periodistas no pudieron llegar.
Tenía 25 años y el entusiasmo de todo fotógrafo que empieza su carrera. Las vías desde Santa Tecla estaban destruidas, así que empezó a caminar colina arriba desde Las Delicias.
Recuerda que vestía unas botas tipo burro, un pantalón de mezclilla y una camisa blanca que poco a poco se fue pintando de café. A su paso constató la terrible situación. Familias resignadas a dormir en la calle, cuidando lo poco que pudieron rescatar de sus hogares en ruinas.
“Recuerdo a una mujer. Me sorprendió porque fue la única que no se movió de su casa. Leía la Biblia, buscó refugio en su fe”, comenta.
Ya en la cima, se encontró con un pueblo casi en el suelo, con su iglesia dañada y sus casas quebradas; pero con una comunidad solidaria.
Tomó su cámara y disparó los últimos cuadros que le quedaban. “Estaba sorprendido. Llegué a ver la destrucción, pero lo que recibí fue la ayuda de los sobrevivientes. Me dieron agua y comida, de lo poco que les quedaba”.
El periodista pagó 25 centavos de colón, unos $0.03, para viajar desde Comasagua hasta la playa de San Blas; de ahí se subió a un camión de una telefónica que lo regresó a Santa Tecla. Horas después, en la redacción de EDH, vería como discutían sus fotos y su valentía por llegar a donde otros no se atrevieron. Reyes fue el primer periodista en encontrar el camino.
Con su trabajo ayudó a que El Salvador se diera cuenta de las necesidades del municipio de La Libertad, acercó la realidad al resto del país y consiguió su primer empleo profesional. “Cuando subía no pensaba en mi seguridad, ahora que lo pienso fui un poco inconsciente. Mi única idea era llegar y regresar con la noticia, solo quería informar”, dijo.