Con la firma de los Acuerdos de Paz de enero de 1992 se crearon instituciones y se reforzaron otras a las que se les encomendó mantener el orden y la tranquilidad que se esperaba tras el conflicto armado.
La Guardia Nacional y la Policía Nacional, que siempre fueron consideradas instituciones represivas, fueron sustituidas por la nueva Policía Nacional Civil, que tuvo como objetivo respetar los derechos de los presuntos delincuentes.
Con esta institución también se creó la Academia Nacional de Seguridad Pública (ANSP) que formaría a los policías.
Pero además se reforzaron otras instituciones como la Corte Suprema de Justicia, para tener mayor independencia, y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), que tendría que velar por el respeto de los derechos de los ciudadanos.
Pero tras 25 años de firmada la paz, los académicos invitados al foro sobre violencia realizado por El Diario de Hoy consideran que estas instituciones no lograron totalmente su objetivo y que, por lo contrario, fueron víctimas de la politización que mantuvieron los partidos políticos con el fin de conservar el poder.
Lejos quedó la reunificación de los salvadoreños en un ambiente de armonía y respeto por las leyes.
“Tengo la impresión que el impulso creador de lo que ocurre con los acuerdos no fue continuado como debería. Debieron haber tenido un desarrollo que no fue el que tuvieron y lo que debió ser la reconstrucción de la nueva República”, dijo el médico psiquiatra, José Miguel Fortín. “Nos quedamos sin seguir avanzando sobre la reunificación de los salvadoreños”, acotó.
Por su parte, Joaquín Samayoa, sicólogo y observador político, aseguró que el partido oficial FMLN nunca renunció a su idea de partido único y su democracia directa, y en su afán por controlar las instituciones ha tratado de modificar a la Corte Suprema y de desacreditar el trabajo que ahora hace la Sala de lo Constitucional.
En el tema de los derechos humanos, Samayoa dice que la Procuraduría de Derechos Humanos fue politizada desde su origen.
“Se dio por sentado que era la derecha la que violaba los derechos humanos y eso rebotó en una politización de la institución”, dijo.
“La Procuraduría se ha ido desprestigiando con el paso del tiempo hasta el punto de ser irrelevante por culpa de los políticos que la atraparon en esa discusión ideológica”, señaló el observador político.