Caminar en la frontera de México en el sector de Tijuana, hacia territorio de Estados Unidos, fue un duro momento para Jorge Reyes, quien hace más de 25 años había cruzado por el mismo sector, hacia Los Ángeles California, donde se casó, nacieron sus hijos y felizmente construyó su hogar. A mediados de marzo de este año, caminaba por las calles de la ciudad , cuando fue deportado por el gobierno del que creyó que era su país.
Ahora es pastor de una iglesia evangélica, en la que predica y da su testimonio del milagro de Dios que recibió cuando estuvo a punto de morir en su viaje por el "sueño americano".
Reyes es solo uno de los 50 mil salvadoreños que fueron deportados de EE.UU. y México en 2016, según datos de la Dirección General de Migración de El Salvador. Además de 17,502 niños o menores de edad que iban solos cruzando la frontera.
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A la historia de Jorge se suma Luis Arturo, para quien vivir en Estados Unidos representa "los mejores 20 años de su vida"... hasta que en el 2000 fue deportado y perdió comunicación total con sus hijas, hasta hace dos años que las contactó en Facebook.
Ambos salvadoreños han vivido historias diferentes, sin embargo han compartido la misma frustración al llegar a El Salvador. "La peor parte es volver a la realidad, venir a un país en el que nunca has trabajado, que todos te ven mal y donde la palabra deportado... te mata... ese, ¿que hiciste en 20 años?...te duele. Es como que te estén diciendo perdiste tu vida”, afirma Castro.
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Por si fuera poco, este año en Estados Unidos fueron detenidos 17,502 niños o menores de edad que iban solos cruzando la frontera. En estos casos no los deportan de manera automática sino que cada caso es un proceso diferente; como ser llevados ante una corte de inmigración, toda vez que haya un familiar que los reclame.
Muchos, como Jorge, dejaron a su familia en Estados Unidos. En su caso a dos hijas, una de 14 y otra de 20. Su esposa murió recientemente.
“Yo sé que allá están mejor, de como pueden estar aquí”, afirma el apanequense. “Pero yo sufro porque no las veo y casi no hablo con ellas”, agrega.
Más deportaciones
Reyes forma parte de uno de los problemas más serios en la relación de los últimos años, entre El Salvador y Estados Unidos: la deportación de cientos de miles de personas cada año.
Durante este año la cifra total de personas deportadas registró un aumento de 0.9 %, en relación al 2015, pasando de 48,251 a 50, 487, según información del sitio web de la Dirección de Migración.
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De acuerdo con un reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), los principales motivos para salir del país de la población adulta se encuentran los “factores económicos” (74,65 %), la inseguridad (15,68 %) y la reunificación familiar (8,58 %).
En el caso de los niños y adolescentes, estas tres causas mantienen porcentajes del 34,76 %; 30,74 % y 33,44 %, respectivamente.
Para Jorge Reyes su motivación son sus hijas y aunque los peligros en el camino sean incontables, él asegura que lo volvería a intentar.
“Esta vez casi muero atropellado por el tren, pero Dios es grande y me salvó”, dijo. “Yo por ver a mis niñas, no me importa y vuelvo a intentar”, agregó con un tono melancólico.
Detenciones
Apesar de que el gobierno estadounidense afirma que sólo expulsa a quienes representan un problema para la sociedad, como los delincuentes, la realidad es que miles de personas son obligadas a abandonar el país por cometer infracciones menores, o en muchos casos por haber ingresado de forma ilegal a Estados Unidos y son detenidas en redadas de agentes migratorios.
Ernesto Calderón, por ejemplo, fue encarcelado por participar en un accidente vial, donde murió una persona.
Una mala defensa legal derivó en una sentencia de 14 años de prisión, y al cumplirse fue enviado a El Salvador. Trató de regresar a su casa en Texas pero fue detenido de nuevo.
Esta vez fue encarcelado dos años en una prisión de Mississippi y después deportado nuevamente.
Actualmente, llega un vuelo diario, que proviene de varias ciudades de los Estados Unidos, con un aproximado de 80 a 130 salvadoreños deportados y quienes fueron apresados por situación irregular en suelo estadounidense.
Por motivos de las fiestas navideñas y de fin de año, el último vuelo aterrizó en el aeropuerto Internacional Monseñor Óscar Arnulfo Romero, en Comalapa, el pasado 23 de diciembre, según el informe de Migración y serán reanudados hasta el próximo 3 de enero de 2017, confirmó esta entidad.
Por otro lado las autoridades mexicanas mantienen los retornos, que diariamente ingresan por el puesto fronterizo de Las Chinamas, en Ahuachapán.
Son dos buses, que provienen de Chiapas, México, directamente a la casa del migrante, que funciona en la colonia La Chacra, de esta capital.
Ahí los compatriotas que vienen deportados de México y Estados Unidos, reciben alimentaión y estadía por una noche, mientras puedan retornar a sus municipios de origen.