Se dice que sucedió en 1955 en la modesta peluquería América, sobre la Séptima Avenida Norte de San Salvador. Richard Nixon, entonces vicepresidente de Estados Unidos, visitaba el país como parte de una gira por América Latina.?
Su agenda lo llevó a esa barbería capitalina en donde pidió el clásico corte de peinado hacia atrás que usó por décadas.
La anécdota cuenta que fue el joven aprendiz de peluquería, Salmerón Lizama, el afortunado en realizar aquel histórico corte. Desde entonces su nombre ocupa un lugar de honor en la narrativa de numerosas generaciones de barberos y peluqueros salvadoreños.
Vea la galería de fotos en este enlace
Centenares de clientes han tocado a la puerta de la Barbería Salmerón, ubicada en una esquina de la 13 avenida Sur y Pasaje Galán, por la curiosidad que el legendario peluquero les corte el cabello.
Él siempre los recibe con gusto, les abre la puerta, los acomoda en uno de sus tres clásicos sillones de barbería, cumple con el corte que le piden y entre tijerazo y tijerazo les cuenta su historia: “La verdad, yo no le corté el pelo a Nixon”, confiesa el peluquero ante la duda de quien le escucha.
Este peluquero con 58 años de experiencia en el oficio, apenas hacía sus primeros cortes cuando Nixon visitó El Salvador, en 1955.
La procedencia de esa historia es un misterio, incluso para él. Piensa que el origen del mito pudo deberse a que luego de que Nixon se cortara el cabello en la Peluquería América, el propietario obtuvo tanto reconocimiento que consiguió los medios suficientes para cerrar su humilde negocio y abrir uno nuevo al que bautizó como Peluquería Nixon.
Salmerón fue el peluquero que trabajó por más tiempo en esa nueva barbería, la Nixon: más de 18 años, hasta que abrió su propio negocio.
La calidad de su trabajo en la Nixon lo precede y su nombre siempre es relacionado al de esa barbería y al corte de cabello más famoso que se realizó ahí.
La verdadera historia...
Ricardo González era el propietario de la peluquería América, en donde se realizó el famoso corte de cabello al entonces vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
Él se encargaba de realizar los cortes de cabello al personal de la Embajada Estadounidense en El Salvador. Fue el propio González quien realizó el histórico corte.
Luego de ese suceso, su barbería obtuvo tal popularidad que tomó la decisión de cerrar el viejo y modesto local para abrir uno más grande, al que bautizó como Peluquería Nixon, con el permiso del funcionario para utilizar su apellido.
