“Tuve una vida difícil, se burlaban de mí, me decían cosas feas”

Gabriela fue la primera niña salvadoreña implantada por la Fundación García Ibáñez en el año de 1997

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Gabriela fue la primera niña implantada por la Fundación García Ibáñez en Barcelona

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17 December 2016

Gabriela Rodríguez, tiene 15 años de haber recibido el implante coclear en Barcelona España. Ella nació con sordera y sus padres se dieron cuenta cuando tenía un año de edad y no reaccionaba a los estímulos sonoros. 

Gabriela fue la primera niña salvadoreña implantada por la Fundación García Ibáñez en el año de 1997. En ese entonces ella tenía cuatro años y junto a su madre, Aída López, viajó a Barcelona para ser operada.

Asegura que su infancia y adolescencia no fueron fáciles porque en la institución donde estudió de cuarto a sexto grado los demás niños se burlaban de ella y le decían que “hablaba como robot” porque hablaba lento, esto la incito a pedir a sus padres que la cambiaran de colegio.

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 “Hay gente que te señala o te pregunta qué tenés ahí, por el implante, pero ahora ya me acostumbre y ya no me molesta”, dice Gabriela. 

Manifestó que espera ser un ejemplo para los demás niños implantados y un apoyo para ellos. De igual forma afirmó que le gustaría tener una fundación para ayudar a las demás personas. 

Ella asegura que le gusta el sonido del piano porque le da tranquilidad, paz y se duerme escuchando las melodías. Caso contrario el sonido de las chicharras porque le parece un sonido “muy molesto”, 

“La ventaja de ser sorda es que vos no escuchas nada, es como que tuvieras tu propio mundo… no escuchas los insultos. La ventaja de ser oyente es que podés hablar con las demás personas”, explicó. 

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“El primer signo que nos alegró el corazón”

“Se le pidió que levantara la mano cuando escuchara la campana y ella sin ver levanto la mano cuando escuchó el sonido. Ese fue el primer signo que nos alegró el corazón”, comenta Gonzalo Rodríguez, padre de Gabriela. 

Él aseguró que ellos descubrieron la incapacidad auditiva de su hija cuando tenía un año de edad y de forma inmediata decidieron que aprendiera lenguaje de señas para que pudiera comunicarse. 

Cuatro años después ellos aplicaron a la donación del trasplante coclear, fueron seleccionados para viajar a Barcelona y recibir el trasplante.

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Comentó que las palabras fueron mucho después, puesto que primero debía de reconocer los sonidos y saberlos asociar a los significados. 

Gonzalo afirma que es una gran bendición que ella pueda escuchar, pero están conscientes que deben de seguir trabajando para que termine de superar las dificultades que se le presentan.