Miles de salvadoreños aprovechan las vías legales que ofrece Estados Unidos para los inmigrantes. Más de 172 mil lograron naturalizarse como estadounidenses y 205 mil obtuvieron el estatus de residente permanente entre 2005 y 2014, según el Anuario Estadístico de Inmigración del Departamento de Seguridad de Estados Unidos. El número de quienes lograron convertirse en residentes supera al de los 184 salvadoreños que fueron deportados en ese periodo.
Los datos anteriores son el lado que no se ve de la política migratoria estadounidense hacia los salvadoreños y hacia ciudadanos de otros países, advierte el sociólogo Jaime Rivas, de la Universidad Don Bosco.
Aunque los datos de deportaciones de salvadoreños son altos y se duplicaron en los últimos 10 años, las cifras de naturalizaciones y residencias otorgadas se han mantenido estables desde 2009. En palabras de Rivas: “Estados Unidos, como política de Estado, abre una especie de cuotas para aceptar como residentes, como ciudadanos y también como refugiados o asilados, no solo a salvadoreños sino a gente de otro país”.
Él considera que hay números altos de recepción de población salvadoreña en EE. UU.
Rivas recuerda que ,entre el 2000 y el 2010, según el último censo oficial de Estados Unidos, hubo un crecimiento importante del número de ciudadanos salvadoreños ya legalizados en Estados Unidos.
Otro número que ha estado creciendo, según Rivas, es el de refugiados. En 2014, 386 salvadoreños recibieron el estatus de refugiados o de asilados, según el Anuario de Estadísticas de Inmigración del Departamento de Seguridad de EE. UU. Esto lleva al sociólogo a afirmar que “si bien tenemos una política severa y terrible de deportaciones, no hay que dejar de lado que Estados Unidos está recibiendo una cantidad importante de salvadoreños por diversos motivos”.
Rivas recordó que quienes defienden a los inmigrantes se quejan de que México y Estados Unidos también endurecen los procedimientos para solicitar asilo o refugio. Recientemente, en el sitio Dream Activist (dreamactivist.org) se lanzó una campaña para pedir al gobierno de México que “no obstaculice a los solicitantes de asilo”.
¿Qué pasó con Obama?
Los firmantes de la campaña, coordinadores de casas del migrante afirman que: “México está obstaculizando el acceso a los EUA a las personas que están huyendo por la violencia en sus países y que buscan protección en los Estados Unidos. El papel de México debe ser proteger a estas personas, no prohibir que accedan a su derecho de pedir asilo en EUA”.
Además, se pide que el Instituto Nacional de Migración de México cree un mecanismo para salvaguardar los derechos de las personas que buscan asilo y que los proteja a su paso por México. “Solicito al INM que otorgue permisos temporales a toda persona que llega a la frontera para pedir asilo en EUA”, concluye la petición.
“Lo cierto es que los datos nos muestran que, pese a ese endurecimiento, se ha incrementado el reconocimiento en esos países hacia solicitantes de asilo”, asegura Rivas. En su opinión, aunque por un lado Estados Unidos parece cerrar las fronteras a los salvadoreños, por otro lado los está recibiendo.
Barack Obama ha deportado 146,418 salvadoreños en 7 años, con lo que ha superado los 97,625 que deportó George W. Bush en 9 años de gestión. Ante estos datos, Rivas plantea una hipótesis: Aunque Obama expresó buenas intenciones, en la práctica no puso convencer al legislativo, para que aprobara los programas que acompañarían la llamada “reforma migratoria integral”.
En palabras del sociólogo: “La correlación de fuerzas del Congreso versus la Casa Blanca no ha sido la más favorable para una reforma migratoria”.
Y ahora que Trump ha ganado la presidencia ¿Qué pasará?, se le pregunta a Rivas. Él responde: “Siento que estamos más preocupados, pero a lo mejor no deberíamos estarlo tanto. Esa propuesta de reforma migratoria también la abanderaron senadores republicanos. No era una cuestión exclusiva de los demócratas”.
Rivas asegura que también hay un sector republicano que ha defendido la reforma migratoria. “Pero también hay senadores demócratas que no están a favor. Entonces, no es una cuestión de blanco y negro, de que si sos demócrata estás abierto a la inmigración y a la reforma migratoria y si sos republicano no”.