¿Le gustan las ostras? Lea lo que hacen estos dos salvadoreños para encontrarlas

Los ostreros Pablo y Juan  Matamoros bucean a “puro pulmón” y son ejemplo en su comunidad.

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02 December 2016

 Pablo Alberto y Juan Matamoros, tío y sobrino, respectivamente, son pescadores artesanales y se dedican al buceo para sacar ostras en la isla Meanguera del Golfo de La Unión. 

Luego, salen en su viejo  cayuco de madera a venderlas, ya listas para comer.

Aseguran que son  dos o tres veces por semana que salen a la orilla de la playa, en los alrededores del muelle de la isla.


 Sus clientes, al ver el cayuco, están listos con su dólar en mano para comprar la exquisita ostra. 

A los residentes del lugar se los vende barato dicen, pero a otras personas que no son de ahí un poco más caro, pues puede llegar a costar hasta tres dólares la bolsa.

Los equipos que tienen para el buceo son las aletas y unas caretas, lo que deja todo el esfuerzo en sus pulmones al sumergirse entre 10 y 15 metros  por un estimado de cinco segundos.  

Agregan que cuando trabajan seis horas “ostreando”, logran sacar hasta 30 docenas, una parte se las vende a un hotel y restaurante local y el resto al menudeo.

“Es la mejor ostra, la criolla, que se crían en los pedreros, la gente ya me espera porque así se la llevan lista solo para degustarla. También ando limón en el cayuco”, dice.

Sostienen que su trabajo es una forma de vida y que se sienten orgullosos de los que hacen.

Agregaron que el mar les da el sustento de cada día a ellos y sus familias.