Doña Cata, un siglo de vida y 70 años de vender shuco en Quezaltepeque

Muchos de sus vecinos  y clientes afirman que aparenta menos edad, pues es muy dinámica y trabajadora.

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Doña Cata lleva 70 años vendiendo shuco en Quezaltepeque

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28 November 2016

Es casi mediodía y una mototaxi entra al pasaje Escalante, en Quezaltepeque, La Libertad. Pocos metros ha recorrido cuando el conductor da un giro, se estaciona y baja rápidamente del vehículo para ayudar a descender a su cliente.

“Es ella, ahí viene, mírenla”, repiten los vecinos de la Niña Cata, como le dicen de cariño a la señora de mayor edad del municipio y una de las más longevas del país.


A simple vista, nadie creería que hoy (viernes 25 de noviembre) está cumpliendo 100 años, pues es una señora muy activa e independiente.

“No creen que tengo esa edad, pero mi fecha de nacimiento no miente, nací en 1916”, afirma mientras descansa en la sala de su humilde vivienda, sentada sobre una silla plástica azul.

Su casa, al igual que su vida es sencilla. Muestra de ello es la habitación en la que recibe a las visitas, donde la iluminación es poca y las paredes están decoradas con fotos de eventos familiares.

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 Además, hay un par de muebles, plantas en la ventana, una herradura sobre la puerta para la buena suerte y cerca de ella un ramo de palmas bendecidas el Domingo de Ramos, pues como buena católica asiste a las actividades de la Semana Mayor.

 Doña Cata cuenta que esa casa la compró su mamá con el fruto de su trabajo, como molendera en una finca cafetalera de la localidad.

 Al preguntarle cómo describe su vida, después de pensarlo por un momento, responde que sufrida, pues desde niña le tocó vivir experiencias difíciles. 

  

Una de ellas fue la perdida de su padre y sus tres hermanos, quienes murieron en diferentes circunstancias, de ahí que se crío como hija única.

 Las necesidades recuerda que eran muchas, por lo que a los ocho años comenzó a moler maíz en piedra, al igual que su mamá; en la finca la jornada comenzaba a las 2:00 de la madrugada y terminaba a las 5:00 de la tarde, solo hacían pausa para comer.

 Varios años pasó así hasta que siendo una adolescente se “acompañó” y junto a su esposo, que se dedicaba a cortar caña y con quien compartió 30 años de su vida, procreó 10 hijos, de los cuáles tres ya murieron.


 “Fue un buen hombre, sin vicios, un buen esposo”, comenta y agrega que murió de causas naturales y que después de eso ella ya no quiso acompañarse y se dedico a trabajar y sacar adelante a sus vástagos.

Para ello, laboró como molendera, costurera, cortadora de café, panificadora y vendedora de antojitos típicos.

El shuco y la fama

 Hace 70 años tuvo la iniciativa de preparar y vender atole shuco, como le enseñó su mamá, para así llevar el sustento a sus hijos.

Desde entonces, se levanta a las 5:00 de la mañana para hacer las tareas del hogar y que como dice ella, “ no le agarre la tarde”. Cuando está todo listo toma su cesta y emprende el camino a pie hacia el mercado, donde además aprovecha para desayunar, comprar los ingredientes necesarios para cocinar y además se pone al día sobre lo ocurrido con sus amistades.

Luego, retorna a casa en la mototaxi y almuerza con su nieto Edward (quien afirma que es para ella como su hijo), que le ayuda en todo lo que necesita, en la casa y la venta de shuco ) y después de descansar un momento empieza a cocinar como solo ella sabe esa exquisita bebida que la hecho famosa dentro y fuera del terruño que la vio nacer, pues de localidades aledañas e incluso de la capital llegan por las tardes a comprar el atole.

 Según algunos de sus clientes, el que lo prueba queda encantado pues “tiene un toque especial que lo hace el mejor shuco de El Salvador”.

 Doña Cata  es una persona muy querida en Quezaltepeque, ella misma cuenta que en la calle la saludan conocidos y desconocidos, eso se lo ha ganado gracias a que tiene muchas cualidades, es sencilla, amable, educada, generosa y deja ver su sonrisa y buen humor cuando entra en confianza.

 Quienes la conocen saben que a su edad esta perfectamente lúcida, que recuerda algunos de los hechos históricos que ocurrieron en el país y su natal Quezaltepeque, como la llegada de los primeros autos, el funcionamiento del ferrocarril, la caída de puentes y afectaciones por desastres naturales, pero sobre todo la época del conflicto armado cuando era frecuente encontrar cadáveres en medio de los cafetales donde trabajaba.

Hace años dice, se veían horrendas, pero ahora la situación es peor, pues debido a  la violencia de las últimas décadas su familia ha perdido dos seres queridos.

Secretos

Con el paso de los años dice que no solo eso ha cambiado, sino el estilo de vida e incluso la alimentación.

Comenta que antes se comía sano, se sazonaba y aromatizaba con hierbas, la gente se levantaba y se dormía temprano, la mayoría no tenía vicios. Por eso es que la mayoría de personas vivía muchos años.

Al preguntarle si pensó que tendría la bendición de llegar a los 100 años -sonríe -y dice sí, y es que su mamá vivió hasta los 96 años y su hijo mayor ya pasa los 80.

Como consejo a quienes quieren vivir mucho, recomienda seguir una vida correcta, con valores y que trabajen pues solo manteniéndose activo podrán tener la seguridad de ello.

Para los jóvenes también tiene un mensaje: respetar a sus padres, seguir el camino de Dios,  y enfocarse en sus estudios u el trabajo, lejos de cualquier clase de vicios.

Quienes la conocen pueden dar fe que al platicar con ella nadie se aburre, pues conoce sobre diversos temas y tiene muchas anécdotas que compartir, es esa abuelita bonachona, que además de educar y  dar consejos, consciente y reparte amor a los que tienen la bendición de compartir un momento con ella aunque sea un rato. Felices cumpleaños Doña Cata!