La muerte de Fidel Castro no cambiará el curso de la historia del pueblo cubano, al menos no todavía. Todo lo contrario, dice el escritor y periodista de origen cubano Carlos Alberto Montaner, el deceso acaecido la noche del viernes sólo “consolidará la dictadura” que se ha mantenido por más de 50 años.
“La muerte de Fidel no es el fin de la dictadura. Es sencillamente la desaparición del creador de la dictadura”, analiza el escritor de origen cubano Carlos Alberto Montaner en entrevista concedida a El Diario de Hoy. En ella analiza los efectos políticos de la muerte de Castro en América Latina y sobre todo en las estructuras de partidos políticos de la región.
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Para Montaner, se ha ido una figura con un “enorme peso en la revolución cubana” y quien servía de “freno” a la mayor parte de las reformas que se pretenden en la isla porque estaba convencido de que no había que hacer ningún cambio al sistema implantado por él luego de su llegada al poder en 1959 tras derrocar a Fulgencio Batista.
Pero tras su muerte, no hay que esperar mucho, dice convencido Montaner, y la prueba de ello, añade, es la recolección de firmas que el gobierno ha planificado para este 28 y 29 de noviembre a fin de impedir cualquier cambio.
“El propósito de las firmas es consolidar la dictadura tal como es, es decir, impedir cualquier cambio hacia la libertad, hacia la democracia, hacia el respeto a los derechos humanos... Lo que están diciendo es la ratificación del poder dejado por Castro”, afirma.
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En pocas palabras, agrega, Fidel Castro deja a Cuba “atado y bien atado”, una emulación de lo que quiso hacer Francisco Franco en España.
¿Significa esa decisión del régimen que se radicalizará más?, se le pregunta a Montaner, quien dice es “muy probable” que eso suceda pero que eso es lo que se espera en estos casos y trae a colación el mismo ejemplo del franquismo, que tras la muerte de Francisco Franco, su primera reacción fue reiterar el compromiso con los ideales de su ideología pero que eso se “deshizo al poco tiempo ante el peso de la realidad”.
Montaner dice que los organismos internacionales, en especial las Naciones Unidas, de la que Cuba es miembro, deben “tomar nota” de hacia dónde va Cuba y que esa recolección de firmas no tiene más fin que “reiterar el curso de la dictadura”. “Porque no es verdad que exista en Cuba esa actitud de ‘después de mi el diluvio’, no, ellos quieren perpetuarse en el tiempo, es propio de una dictadura, primero por una cuestión personal, de la gloria personal, y también por protección a la propia familia”, afirma.
Relación con Venezuela
Para Montaner, tras la muerte de Castro habrá que esperar qué hace el régimen encabezado por Raúl Castro, de quien dice es un “dictador más doméstico” y no tiene la visión internacionalista e intervencionista de su hermano. De eso último se comprende la “influencia desproporcionada” que ha tenido el régimen castrista a lo largo de décadas, una influencia a veces a base de tiros, de intrigas políticas y otras veces ayudando a candidatos más afines a ellos.
Sobre ese último punto, el escritor recuerda el relato que le hiciera Enrique García, un exjefe de la inteligencia cubana en Suramérica, de cómo el castrismo financiaba a candidatos afines de otros países.
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“Me contaba cómo entregaban a los candidatos cantidades sustanciales de 300 a 400 mil dólares para que hicieran sus campañas políticas y eso establecía unos lazos, y no tenían que ser comunistas, sino que tenían que ser pro revolución, y eso establecía unos lazos muy fuertes”, relata.
Sobre cambios en la política exterior y particularmente con El Salvador, Montaner cree que se mantendrán las “magníficas” relaciones, aunque el FMLN, debe reconsiderar seguir un modelo “muy improductivo” como el cubano. (Ver entrevista anexa).
EE.UU. condicionará relaciones
Tras la reacción del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de que trabajará por la liberación del pueblo cubano, Montaner no cree que eso lo lleve a la práctica, pero sí cree que detendrá la política de apertura y concesiones de Barack Obama.
“Lo que sí se va a detener lo que era la política de Obama y se le va a exigir al gobierno cubano que haga efectivamente contrapartidas a las concesiones norteamericanas y las contrapartidas son mayor espacio para la libertad y para el respeto a los derechos humanos”, reflexiona.
Sobre la reacción de Raúl Castro hacia ese giro que puede imprimirle Trump, considera Montaner que la alternativa que tiene es clara: o se niega a cualquier cambio y reitera las líneas de la revolución del estalinismo o se adhiere al sentido común de que no se puede seguir jugando después de 50 años de dictadura que solo ha conseguido empobrecer a los cubanos.
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“Hay que romper la hegemonía del partido comunista, hay que permitir que florezcan otras posiciones políticas, hay que introducir elementos de libertad, que era lo que Gorbachev quería hacer en la Unión Soviética”, afirma.
Para Montaner, aunque Cuba seguirá con su “identidad” de incursionar en la política de otros países es necesario que congele sus planes de sustituir a la extinta Unión Soviética por Venezuela, ya que esta atraviesa una falta de recursos ante el “mal manejo”, una situación que afectará también a Centroamérica, y a partidos en el gobierno como el FMLN si este se beneficiaba del apoyo venezolano.