Cuba no espera mayores cambios tras la muerte de Fidel Castro

Su deceso se produjo el viernes causando conmoción en la isla. Varios líderes del mundo expresaron condolencias; en Miami hubo celebraciones y les surge la esperanza de una Cuba libre.

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A Cuban flag flies at half-mast

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26 November 2016

Con voz entrecortada y temblorosa el presidente cubano Raúl Castro dio la noticia: su hermano Fidel murió.

El hombre que condujo a la revolución cubana, impuso un modelo socialista de corte soviético, desafió a la mayor potencia y fue referente de la izquierda mundial durante más medio siglo falleció el viernes a los 90 años.

(Gráfico) De las montañas al poder 

“¡Hasta la victoria, siempre!”, exclamó Raúl vestido de verde olivo al hacer el anuncio en la televisión local. El deceso del dirigente cubano ocurrió a las 10:30 p.m.

Los cubanos en la isla o en el exilio y el mundo entero se preguntan qué le depara el futuro al país ya sin Fidel.

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“Cuba sin Fidel Castro no será de momento muy diferente de la que venía siendo desde su retiro, hace 10 años”, dice un análisis de La Vanguardia, de España, en su portal web. “Los 11 millones de habitantes de la isla tienen de sobra descontado este fallecimiento, por mucho que represente una conmoción general y que a unos les apene mientras a otros les deja más fríos”, agrega.

La Vanguardia cree que América Latina pierde un puntal de su historia; la izquierda de todo el planeta despide a uno de sus máximos referentes desde los años cincuenta de la pasada centuria y el mundo dice adiós a uno de los dirigentes más enérgicos y controvertidos de los últimos tiempos. 

“A un héroe o a un sátrapa; tal vez a ambos, pero en todo caso a un hombre que desde que embarcó en el yate Granma, justo hace ahora 60 años, es una leyenda”, dice el periódico español.

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Los disidentes cubanos no están lejos de la opinión de los españoles, afirmando que la muerte del exmandatario no implica ningún cambio político en la isla, ya que este llevaba retirado del poder 10 años, aunque sí temen un aumento de la represión durante los nueve días de luto nacional. 

“Aquí no cambia nada. La única buena noticia es que tenemos un dictador menos, pero aún nos queda otro porque Raúl es un dictador igual que Fidel”, dijo en declaraciones la líder del grupo Damas de Blanco, Berta Soler. 

Políticamente en Cuba no cambia nada, salvo el “progresivo empeoramiento” de la situación de los derechos humanos en la isla, donde la represión “va en aumento”, según la líder de las Damas de Blanco, organización creada por las madres, esposas e hijas del “Grupo de los 75” disidentes encarcelados a largas penas durante la ola represiva de la “Primavera Negra” de 2003. 

“En Cuba nadie quiere a la dinastía de los Castro, que son unos mafiosos. Si queremos una transición democrática en la isla, tiene que ser sin esa familia en el poder”, subrayó. 

Coincide en esa impresión el expreso político José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba, quien augura para las próximas semanas “más control y represión contra la disidencia y cualquier sector de la población que represente un peligro para la dictadura”. 

Para Ferrer, la desaparición de Fidel Castro, con 90 años, “poco significa porque la población se había acostumbrado a que no apareciera en los medios de comunicación ni en la vida pública”. 

La noticia de la muerte de Fidel Castro generó celebraciones entre los exiliados del país en Miami y muestras de pesar o de respeto de algunos gobernantes mundiales.

El presidente estadounidense Barack Obama dijo que será la historia quien lo juzgue, mientras que su sucesor en el poder Donald Trump no se midió y tildó al cubano de un “brutal dictador” y al mismo tiempo prometió que trabajará desde su mandato en “liberar a Cuba”.

El Papa Francisco lamentó su muerte y grandes aliados de los Castro se mostraron tristes por su fallecimiento, como los chavistas en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y El Salvador, por dar unos ejemplos.

El presidente Sánchez Cerén bañó de elogios al cubano y consideró que había muerto “un gigante de la humanidad”.

Y pese a las esperanzas de libertad que pueda haber en la isla, como la que mantiene Donald Trump o los cubanos en Miami, la visión en general es que Cuba seguirá de pronto si cambios.

El periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner afirmó que la muerte de Fidel Castro no significa el “fin de una era”, que solo llegará con la muerte del presidente cubano, Raúl Castro, y aseguró que el “régimen continúa intacto”. 

Pero la cantante cubana Gloria Estefan fue más optimista, al señalar que el deceso de Castro representa “la muerte simbólica de las ideologías destructivas que él patrocinó” y auguró en el futuro “cambios positivos para el pueblo cubano y el mundo”. 

“La muerte de un ser humano raramente es causa para celebrar”, escribió la intérprete en su cuenta de Instagram, en la que no obstante señaló que la noticia es “un alivio que ha tardado mucho en llegar” y llenan “al exilio cubano de esperanza renovada”.

Las autoridades cubanas anunciaron que se guardarán nueve días de duelo y tendrán una semana para despedir al exmandatario, quien será cremado como era su voluntad, según explicó su hermano Raúl Castro.

¿Quién era Fidel Castro?

Fidel Castro falleció este viernes a la edad de 90 años en La Habana. Al final de su vida, el anciano y enfermo exmandatario cubano no era más que una sombra del marxista recalcitrante cuya voluntad de hierro y apasionada determinación cambió el curso del destino, manteniendo una creul dictadura en Cuba.

Castro se aferraría al poder durante 47 años, hasta que tuvo que someterse a varias operaciones por una enfermedad intestinal que le obligó a abandonar temporalmente sus funciones para encargárselas a su hermano Raúl en julio de 2006. Castro renunció como presidente en febrero de 2008 y Raúl asumió las riendas de manera permanente hasta hoy.

Fidel Castro nació el 13 de agosto de 1926 en la provincia de Oriente, en el este de Cuba. Su padre, Ángel, era un acaudalado terrateniente de origen español. Su madre, Lina, había sido criada de la primera esposa de Ángel. Educado en colegios de jesuitas, Castro obtuvo el título de Derecho en la Universidad de La Habana en 1950, y trabajó como abogado ofreciendo servicios gratuitos a los pobres. En 1952, a los 25 años, se presentó como candidato al Congreso cubano. Justo antes de la elección, el gobierno fue derrocado por Batista, quien estableció una dictadura que empujó a Castro hacia la vía revolucionaria.