Inmerso en la tranquilidad del campo, Leonel Vichez trabaja con diligencia en su pequeño taller desde tempranas horas del día hasta bien entrada la tarde. Ha levantado su pequeña fortaleza en el patio de su casa, donde el olor a madera impregna el olfato desde antes de entrar a su morada.
Hay aserrín por todas partes, su mesa de trabajo está siempre atestada de herramientas cuidadosamente organizadas por utilidad. Don Vichez es una persona sumamente creativa y está siempre puliendo alguna pieza.
Carpintero de profesión, originario de Jayaque, nació entre esas cuatro paredes y desde muy pequeño su madre lo insto a que aprendiera un oficio para que fuera alguien en la vida. Comenzó como ayudante en el taller de un artesano local, donde aprendió rápidamente, poniendo esmero en cada tarea encomendada.
Sin esperarlo, se dio cuenta que poseía dotes natos para la carpintería. Pasados los años su maestro se retiró y Leonel pasó a llevar el negocio en la comunidad. Fue perfeccionando su técnica hasta encontrar su estilo propio, experimentando, probando pero siempre creando. Es así como empezó a tallar rostros en madera, máscaras de carnaval y decorativas. Ángeles, demonios, gárgolas, animales y personas e incluso el rostro de Jesús; poco a poco la madera obedece a su tacto, adoptando interesantes rasgos.
Sus clientes son en su mayoría turistas que admiran su trabajo en ferias culturales o visitantes de Jayaque, que al ver su trabajo, quedan cautivados por los minuciosos detalles de las máscaras, evocando múltiples identidades.
Además de máscaras, es un ebanista de renombre en su pueblo, los lugareños le buscan para adquirir finas piezas de mueblería. Don Vichez es una persona ocupada, que siempre tiene un proyecto a la espera de lo actual, vive enamorado de su labor y disfruta lo que hace, poniendo pasión en cada cosa que hace por más pequeña que sea.