Hacia la conquista de Malalaca y otras tierras

Cuando se habla de conquista en El Salvador, por lo general el término se asocia con los pueblos nahuas o pipiles del Señorío de Cuzcatán, pero casi nunca se menciona el proceso de dominación del más allá del río Lempa.

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Entre realidades y ficciones la cartografía europea del siglo XVI registró los avances conquistadores y colonizadores de España en las costas americanas

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22 October 2016

En lengua náhuat, la zona ubicada al oriente de Cuzcatán-Nequepio era denominada Popocatépet, quizá por las emanaciones constantes que salían de alguna de las elevaciones volcánicas activas en esa margen más allá del Lempa. En lengua poton, usada por las comunidades lencas que habitaban esa zona, la misma era designada como Manalaca o Malalaca, que llegaba a fusionarse con la Choluteca del pueblo chorotega.

El primer contacto de los españoles con esa área se produjo a fines de mayo de 1522, cuando la flotilla al mando del piloto mayor Andrés Niño atracó en el golfo de Amapala y lo bautizó como Fonseca, a la vez que dio nombre a algunas islas e islotes y recorrió la costa, a la que denominó “rostro fragoso”, tal y como comenzó a figurar en portulanos y cartas de marear desde 1529 en adelante.

Tres años más tarde, la zona fue objeto de sendas expediciones por parte de Hernando de Soto y Gil González Dávila, quienes incluso llegaron a sostener una batalla, en momentos en que la estabilidad política entre los conquistadores Pedro de Alvarado y Pedrarias Dávila se veía amenazada por la presencia, en la costa hondureña de una flota dirigida por el rebelde Cristóbal de Olid.

En 1526, esos enfrentamientos entre conquistadores fueron dirimidos mediante la fijación de una frontera entre las gobernaciones de Guatemala y Nicaragua.

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Al quedar en la margen oriental del río Lempa, Popocatepet, Malalaca o Manalaca quedó adscrita a los dominios controlados por el temido Pedrarias Dávila. Pero eso fue hasta que sus ambiciones lo llevaron a querer tomar control de la villa de San Salvador y fundar la Ciudad de los Caballeros desde las manos de Martín de Estete. Ese hecho obligó a que Luis de Moscoso y Alvarado fundara San Miguel de la Frontera y ella se constituyera, a partir de 1530, en la primera villa española ultralempina. Ese año de 1529 fue bastante violento para la villa de San Salvador, reestablecida unos meses antes por órdenes de Diego de Alvarado y de las autoridades municipales de Guatemala. Fue este miembro del clan Alvarado y Contreras quien condujo la primera batalla dentro del territorio lenca, en la zona boscosa de Nancuchiname (en la actual jurisdicción municipal de Jiquilisco, Usulután). Esa batalla fue muy violenta, pero al final el contingente español logró atravesar el río Lempa en barcazas -pues antes era una corriente plagada de lagartos- e hicieron retroceder a las tropas lencas, mediante maniobras y estrategias conducidas por Diego de Alvarado, Bartolomé Bermúdez, Francisco Cabezas, Miguel Díaz Peñacorba y decenas de soldados más, que ya habían tomado parte en otras expediciones militares de exploración y conquista dentro del Reino de Guatemala.

En mayo de 1529, las áreas pipiles de Nahulingo, Masahuat y Nahuizalco se insubordinaron. Esa fue la primera acción militar en Cuzcatán conducida por el nuevo teniente de gobernador Gaspar Arias Dávila, quien asumió el mando político y militar de la villa de San Salvador luego de que Diego de Alvarado y Contreras se marchara a Guatemala para asumir, por varios años, los mandos que le dejaba su hermano, el adelantado y gobernador Pedro de Alvarado y Contreras.

Gaspar Arias Dávila González de la Hoz y Furtado de Mendoza nació en Segovia, hacia 1490. Trasladado a Cuba en las primeras misiones de conquista, participó en las acciones militares contra los mexicas de Tenochtitlan, así como en las campañas de Iximché-Utatlán y en las de Cuzcatán-Nequepio. Tras cumplir su misión en la provincia y villa de San Salvador, retornó a Santiago de Guatemala, donde se desempeñó como alcalde ordinario por varios años, por lo que la corona le concedió el rango de Regidor Perpetuo de esa municipalidad.

Estuvo casado con Juana de Pobrete, nacida en la localidad española de Ciudad Real, con quien tuvo descendencia y compartió las encomiendas guatemaltecas de Siquinalá, Cotzumalguapa, Suchitepéquez, Momostenango y San Juan Nagualapa. Como era la usanza en la época, para contribuir con los gastos de la iglesia católica y así contribuir a la salvación de su alma tras su muerte física, Arias Dávila entregó mil ducados a los frailes encargados de la construcción del convento guatemalteco de San Francisco. Como muestra de aquella generosidad, esa comunidad religiosa ordenó tallar y colocar en el presbiterio las efigies en mármol del generoso donante y de su esposa.

El conquistador y funcionario Arias Dávila falleció en la urbe guatemalense en junio de 1543. Su viuda contrajo nuevo enlace con Bartolomé Marroquín, vecino y también regidor de Santiago de Guatemala. Para entonces, los trabajos y los días de las localidades españolas de Guatemala y San Salvador continuaban, sólo que ya con un mayor control de los territorios indígenas que quedaban en medio de las antiguas gobernaciones disputadas por los Alvarado y Pedrarias Dávila.