Los sindicalistas, que continuaron por quinto día con la reducción de labores en los hospitales, se encontraron con mayor cantidad de policial en los portones de varios sanatorios, en comparación al dispositivo del lunes.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, entre el miércoles pasado y ayer se han perdido 40 mil 724 consultas programadas; sin contar 500 expedientes no movilizados en hospitales, ni la atención suspendida en las unidades de salud.
Debido a la cantidad de policías destacados en los centros asistenciales, los empleados de Cojutepeque decidieron salir a marchar por las calles del municipio.
En San Miguel, los empleados también marcharon desde el hospital hasta la sede de la Asamblea Legislativa. Ahí fueron recibidos por el diputado de Arena, Edgar Escolán, quien explicó que los empleados de Salud le solicitaron una reunión para pedir la mediación de los diputados en el tema del escalafón. Los manifestantes también exigieron a diputados del FMLN que les atendiera, pero no salieron de la sede.
En el centro médico de Zacamil hubo un altercado entre las autoridades de la dirección del hospital y los empleados que protestaban a través de los parlantes.
Los pacientes siguen siendo los más afectados por el problema laboral entre el ministerio de Salud y los trabajadores, quienes exigen el pago del escalafón 2017 para todos.
Sonia Esquivel y María Gumercinda Yanes, quienes llegaron a que les practicaran examen de sangre al Zacamil, tuvieron que regresar a sus casas sin ser atendidas.
“No han querido atendernos porque dicen que solo atienden las emergencias. Nos están diciendo que vengamos el lunes, otros que el jueves, pero no se ponen a pensar que somos gente pobre y que no tenemos dinero para estar echando varios viajes”, dijo Yanes.
En el hospital Bloom, la atención en Consulta Externa funcionaba a medias, ya que todo el esfuerzo del personal estaba enfocado en los pacientes ingresados y las emergencias, explicó Alexander Carballo, del Sithbloom. La presencia policial era notoria, al menos ocho agentes custodiaban la entrada del edificio principal y otros tres estaban en la Emergencia.
La reducción de labores en el hospital de San Bartolo también se mantuvo. El director Carlos Fernández prohibió el ingreso a los periodistas, por lo que no se pudo comprobar los efectos de la acción.
José Salvador Beltrán, del sindicato del hospital Psiquiátrico, expresó que en el caso del personal administrativo la suspensión es casi del 100%. No así en las áreas de salud, donde con menos personal del acostumbrado se daban los diferentes servicios.
En este hospital de Soyapango, al menos diez policías estaban en la entrada principal, que aunque mantenía cerrados sus portones, los trabajadores permitían el acceso a todos los pacientes.
El paro continuará hoy y se mantendrá en tanto que las autoridades de salud no desistan de querer dejar fuera del escalafón a todos los empleados que ganan arriba de $1,500 mensuales, dijeron los sindicalistas de los diferentes centros asistenciales visitados.
Problemas en el Zacamil
Sofía Montoya y Ruth Alvarado, empleadas del hospital Zacamil denunciaron ante los Derechos Humanos a Roberto González, director del hospital; y a Antonieta Peralta, subdirectora; acusándolos de privación de libertad.
El hecho inició cuando los directivos negaron el uso del equipo de sonido del hospital a los trabajadores para que vociferaran su exigencia. Pero los pacientes ingresados se quejaron del volumen.
Las empleada encargadas de los parlantes llegaron a la Dirección del hospital para firmar un documento en el que les informaban que estaba prohibido el ingreso al área donde está el control de los parlantes a personas ajena a ese sector del sanatorio.
Según comentaron las demandantes, el director, junto a la subdirectora, las mantuvo durante una hora en la dirección, y las amenazaron con sancionarlas si permitían que los miembros del Movimiento del trabajadores del hospital utilizaran el equipo.
El director del hospital explicó que llamaron a las empleadas a su oficina para sostener una reunión de trabajo y fue cuando los sindicalistas llegaron a golpear las puertas del área administrativa, y a gritos los insultaron. En esa misma oficina se encontraba el jefe inmediato de las empleadas. Ante estas acciones los funcionarios llamaron a la Policía y a la PDDH para que interviniera en el hecho.
A la llegada de ambas entidades los sindicalistas indicaron que solo darían atención a las emergencias y hoy continuarán con el paro. Fernando Rivas, del movimiento del Zacamil, habló con los Policías para decirles que ellos continuarían con la protesta.