¿Alguna vez te llevaron al sobador a causa de la diarrea?

Dos sobadores, uno del departamento de La Unión y otro de Usulután, accedieron a conversar con periodistas de El Diario de Hoy a cambio de no publicar sus identidades.

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Una medida para prevenir la diarrea es el lavado frecuente de las manos. 

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11 October 2016

Los sobadores mantienen un bajo perfil, se escabullen de los periodistas y tienen “una reputación” en sus comunidades. 

En el departamento de La Unión la mayoría están ubicados en las comunidades rurales; ellos  creen que los médicos los “ven de menos” porque son su competencia, porque les quitan clientelas, ya que sus “servicios” son baratos. 

Una tarifa, promedio, de los sobadores anda por cinco dólares; y hay otros que ven su trabajo como una labor social, por lo que no cobran por sus servicios.

Los males que tratan  pueden ser: pérdida del apetito, fiebre, aborrecer alguna comida o empacho en el caso de los adultos. 

Y en niños, desde recién nacidos hasta los 11 meses,  los tratan cuando tienen temperatura, diarrea, pérdida del apetito.

También atienden mal de ojo en niños.

En el caso de los infantes, generalmente, son los padres quienes llevan a sus hijos. 

El  sobador de La Unión expuso que “los niños desde un año en adelante ameritan un pequeño sobo en el cuello brazos, costillas y rodillas. En los adultos igual, pero con más fuerza hasta deshacer las pelotas del empacho”.

Al adulto, el día que recibieron la sobada le dan una toma que consiste en mostaza negra molida y diluida con manteca de cerdo, y el día siguiente un laxante o purgante.

En los niños menores de un año, la pócima es de anís.


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¿Cómo hacen el diagnóstico de la enfermedad de un niño o un adulto?, se le pregunta  al sobador de Usulután.

El hombre respondió: “Los síntomas del mal de ojo son que uno de los ojos del niño se pone más pequeño, sufre de fiebre, llora mucho y pueden llegar a desmayarse. Los niños son expuestos al ojo desde los cinco meses hasta los 10 años. A los adultos les da empacho y los síntomas son dolor de cabeza, cuello, calentura, dolor en las piernas, pierden la potencia”.

Luego se le vuelve a preguntar: ¿Cuál es el tratamiento en niños y en adultos, en qué consiste? 

“En el caso del ojo, es pasar un huevo de gallina india en cascarón en forma de cruz, por la cara del niño, luego se quiebra el huevo y el huevo se echa en un traste con agua, si el paciente tiene ojo, se cuece la clara del huevo y al centro de la yema del huevo también se cuece”.

Pero ¿Cuál es la atención que les dan?, se indaga.
 
“Para curarlo se pasa el huevo por tres días, pero además, los tres días se muelen cogollos de ruda, con pimienta gorda y tabaco y eso se le pasa al niño en todo el cuerpo, se envuelve para el que menor sude y ahí le salga la calentura del mal de ojo. Durante esos tres días los menores no se pueden bañar.

En el empacho a la persona se le dan tres sobadas, de los pies a la cabeza, brazos y cuello, con movimientos que se dirijan hacia el estómago; a la segunda sobada, el paciente debe ingerir una toma compuesta de un pedazo de pan francés, tortilla quemados combinados con mostaza quemada, todo se muele y se le da en una horchata al paciente para que el empacho se despegue del estómago. Después de la tercera sobada, al paciente en la madrugada del siguiente día se le da una purga de aceite o de magnesio calcinada, esto le genera diarrea, pero por eso limpia del empacho. Durante estos tres días los pacientes no se bañan, porque se pueden hinchar del cuerpo”.

Para los médicos, el tiempo que tardan los pacientes en recibir el tratamiento es crucial; advierten que en muchos casos el enfermo llega en condición crítica porque previamente ha estado varios días consultando a un sobador. Su condición también empeora por las “tomas” que ha recibido.