El 9 de marzo y la juventud

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28 febrero 2014

Según deduzco por algunos planteamientos en espacios de opinión, pareciera que hay un común denominador en el pensamiento de la juventud: quieren ver hacia el futuro, no les interesa el pasado y consideran ridículo hablar de izquierdas y derechas. "El comunismo ya no existe", aseguran enfáticamente. (Lo mismo se escucha sobre el demonio, pero, como dicen, "de que existe, existe").

Efectivamente, la juventud debe ver hacia el mañana, tener ilusiones, sueños, ideales; deben criticar lo actual, buscar algo mejor. Preocupante sería lo contrario. Sin embargo, es indispensable que vean en qué manos pondrán su futuro. Y para eso, deben mirar al pasado.

Tú, joven, que aspiras a destacarte en el campo donde tu vocación te llama, necesitas que El Salvador esté debidamente gobernado. Te avergüenza la conducta de algunos de nuestros gobernantes. Odias la corrupción, tienes tus manos limpias, no has robado, no has matado, te sacrificas por salir adelante. Falta un largo trecho para alcanzar tus metas, pero progresas. Hoy no eres el mismo que hace un año: tienes más conocimientos, has adquirido nuevas habilidades, sabes que, con un continuado esfuerzo, desarrollarás todo tu potencial; sabes qué persona quieres llegar a ser.

Entonces, pregúntate: ¿aceptarás que te gobierne alguien inferior a ti? No me refiero sólo a capacidad sino, prioritariamente, a moralidad; porque la capacidad puede irse adquiriendo, pero la moralidad se tiene o no se tiene, punto. Y TODOS tenemos la obligación de ser personas de alta moralidad, especialmente quienes pretendan gobernar a sus conciudadanos.

El 9 de marzo iremos a votar y debemos saber por quién lo hacemos. Tú no querrás ir a votar a ciegas. Querrás saber cuál de los candidatos tiene la estatura moral para merecer tu voto.

Pues, para hacer esa evaluación, estimado joven, tienes que mirar, irremediablemente, al pasado. Comparar entre Sánchez Cerén y Norman Quijano, entre Portillo Cuadra y Óscar Ortiz.

El TSE nos impide esa evaluación, mediante una legislación inconcebible, contraria a la enseñanza bíblica que enseña "por sus frutos les conoceréis". Entonces, averigua por tu cuenta. Pregunta a tus padres cómo fue su vida hace 25 o más años, cuando tú ni siquiera habías nacido o eras muy pequeño. Por la gracia de Dios y el sacrificio y sabiduría de tus padres, probablemente no te faltó nada en tu niñez, ni te diste cuenta de los graves peligros a que todos estábamos expuestos. Pero tus padres la pasaron muy mal, te lo aseguro. Hubo mucha violencia, mucha destrucción; fue espantoso.

Tus padres no te han contado muchas cosas porque no quieren que tú crezcas con odios ni resentimientos; ya perdonaron y han seguido con sus vidas. Te ven joven, bueno, lleno de ilusiones y eso compensa todo el pasado.

Pero ahora, sí debes enterarte. No para tener odio, sino conocimiento; no para regresar al pasado, sino, precisamente, para salvaguardar tu futuro. Nosotros, los de las generaciones anteriores, no queremos para ti, para la juventud salvadoreña, una situación similar. Quienes ahora pretenden destruir tu presente y tu futuro, pactando con las maras, son los mismos que, años atrás, quisieron destruir el presente y futuro de tus padres; el presente y el futuro de El Salvador.

Joven, infórmate. Tu futuro en libertad depende de que sepas analizar el pasado. No votes engañado, no votes rojo. Salva, con tu voto, a El Salvador.

*Columnista de El Diario de Hoy.