Negocio de artesanos de ataúdes prospera en Santa Ana

Es una familia que se dedica ese trabajo desde hace 23 años, pero con ello ayudan a muchas personas.

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Negocios de artesanos de Ataúdes en Santa Ana.

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06 October 2016

Para los habitantes de la colonia Avilés no es extraño escuchar durante el día el ruido de martillos y serruchos que se utilizan en la casa de la familia Figueroa. 

Todos conocen que de esa vivienda salen a diario diversidad de modelos de ataúdes. Y aunque no es un  artículo común, es uno que todos utilizaremos en algún momento de nuestras vidas.


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Juan Alberto Figueroa, la cabeza del hogar, explica que se dedica a este trabajo desde hace 23 años, cuando apenas tenía 12 de edad.

“Mis papás me consiguieron un trabajo en una carpintería donde se hacían féretros; y desde entonces comencé a trabajar en este mundo”, dice.

Laboró en ese lugar durante diez años. Al cumplir los 22  de edad y con un poco de experiencia emprendió su propio negocio.

Recuerda que tomó sus pocos ahorros para comprar la materia prima, sin un solo cliente que le comprara y sin mano de obra que le ayudara.

Sus primeros pasos en el negocio los dio en la fabricación de féretros sencillos y las primeras ventas fueron para los mismos habitantes donde tenía el taller.

“Solo me puse en las manos de Dios e inicié con los conocimientos que había aprendido en otro taller en Jutiapa, Usulután; sin personas que me ayudaran con el trabajo, porque no me alcanzaba para pagarles, ya que me  acompañé y me vine para Candelaria de la Frontera. Luego, inicié con el taller, que fue uno de los primeros acá en Santa Ana”, recuerda.

Con el paso de los años, las funerarias lo comenzaron a buscar para que les elaborara los ataúdes. Desde entonces, Figueroa pudo contratar a unos jóvenes para que le ayudaran con el trabajo, además de su esposa y sus dos hijos.

“A mi hijo, el mayor, no le gustó mucho este trabajo y decidió estudiar y con sacrificio pude sacarlo adelante. Ahora él es todo un licenciado en contaduría pública. Mi otro hijo siguió mis pasos y se dedicó al trabajo y ahora también tiene un taller de ataúdes”, afirma.

El trabajo

Uno de sus ayudantes es Alexander Escobar, quien explica que para elaborar una sola caja necesitan, aproximadamente, 30 piezas de madera de diferentes estilos y tamaños.

“Después de toda una mañana para armas las cajas, llega el proceso de lijar, enmasillar y aplicar base antes del proceso final que es la pintada y poner todos los detalles por dentro y fuera, forro, vidrio y el salmo”, asegura y agrega que a diario, tratan de hacer dos ataúdes. Los precios varían, según los estilos.

Sin embargo, aclaran que es común que lleguen familias de escasos recursos a comprar féretros sencillos, pues no les alcanza el dinero para comprar un servicio en una funeraria.

“A mí en lo personal me parte el alma ver a las personas haciendo colecta para la caja de algún familiar. Yo, en ocasiones y cuando puedo, les regalo mejor el ataúd, ya que no todos tienen la posibilidad de pagar una funeraria”, reconoce el propietario del negocio.

Asegura que a pesar de que han surgido bastantes talleres de este tipo en el país, siempre la demanda de féretros se mantiene, por la cantidad de homicidios que hay en el país.