Es nuestra última oportunidad

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08 marzo 2014

Salvadoreños: Hoy, frente a la papeleta de votación, pensemos que esta es nuestra última oportunidad de vivir en libertad. No votamos ni por candidato ni por partido, sino por un sistema que nos permita opinar, sin temor a represalias, insultos o demandas. Donde el respeto a las leyes de la República obliga a todos los ciudadanos y en mayor grado, a los funcionarios que juraron cumplir con la Constitución. Donde la transparencia en el manejo de fondos públicos, permite que esto sea conocido por los ciudadanos, porque no hay corrupción. ¡No dejemos que siga gobernando el FMLN!

En el reciente proceso electoral de Costa Rica, un diputado declaró: "Hay un gran sentimiento en la población de que el continuismo sería una gran desgracia para el país". Criterio que debemos compartir los salvadoreños, para dar paso a la alternancia, y sacar al país del caos en que lo ha hundido el desgobierno de Funes, y que aumentará con cinco años más, según describen sus planes de gobierno y las descabelladas declaraciones de sus funcionarios.

En reciente entrevista en TV, se preguntó al candidato Sánchez Cerén, las medidas que tomaría para mejorar la economía, y respondió que extendiendo los programas sociales, ya que sastres, zapateros y comerciantes se beneficiarían con los contratos del gobierno. Presume de las excelentes relaciones que mantiene con el empresariado y con importantes figuras del gobierno de USA. En reciente publicación, algunos alcaldes y senadores estatales gringos alaban su acertado desempeño como vicepresidente "en el área diplomática, la infraestructura de redes de agua potable y otros rubros", totalmente ajenos a su gestión.

Don Hato Hasbún asegura que las escuelas en el país son seguras; que los asesinatos de estudiantes por las maras ocurre afuera. Pero los sacrificados directores de las escuelas afirman gastar hasta $15,000 en seguridad privada. El secretario técnico Segovia, anunció sonriendo, que el próximo gobierno se sacará la lotería, por su excelente gestión, aunque rehusó explicar por qué nunca se realizó el anunciado foro internacional que traería exitosos empresarios para invertir en el país.

El millonario desperdicio de la presidencia para tergiversar la realidad social, económica, de salud y educación del país, es una falta de ética y de respeto a la población. Acusa a la ASI de defender la corrupción en el caso del fideicomiso FECEPE, afirmando que no hay un informe que indique el impacto que tuvo en la economía y en la generación de empleo. Su encono visceral contra la empresa privada, no le permite reconocer las cifras presentadas por la ASI: Las empresas beneficiadas invirtieron $390 millones; crearon 13,000 empleos; pagaron $240 millones en salarios y $700 millones exportaron cada año. Con su berrinche semanal, el mandatario no se da cuenta del daño que causa a las empresas extranjeras, que hartas de falsas acusaciones, podrían aceptar los ofrecimientos de Honduras, que con precios más bajos de energía, presentan un panorama más atractivo para la inversión extranjera.

Reflexionemos: Cinco años más de gobierno populista incapaz, repartiendo regalías, nos convertirá en un país de mendigos, sin posibilidades de desarrollo, amenazado por una hambruna por la falta de empleo en los cafetales destruidos por la roya. Y entonces, el pueblo saldrá a la calle a protestar y exigir, y estaremos como hoy Venezuela, inmersos en un baño de sangre. Y es falso asegurar que El Salvador no es Venezuela, porque es lo que nos espera si marcamos la fatídica bandera roja del FMLN. Estamos a tiempo de evitarlo: esta es nuestra última oportunidad. Nos estamos jugando la democracia.

*Columnista de El Diario de Hoy.