Un voto (con fuerza y fe) hasta Venezuela

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05 marzo 2014

El profesor Steve Hanke, de la Universidad John Hopkins, explica que Brasil se está convirtiendo en Argentina, Argentina en Venezuela, y Venezuela en Zimbabue. La inflación implícita anual en Venezuela a febrero 2014 es de 302%. Ya en noviembre 2013, un pollo cuyo precio regulado era de 18.73 bolívares, se pagaba a 70 bolívares, 273% arriba del precio artificial del gobierno. La crisis del Socialismo del Siglo XXI es tal, que las acciones del gobierno han ido desde recomendar duchas comunistas de tres minutos, hasta comprar directamente 50 millones de rollos de papel higiénico.

En Venezuela, usted necesitaría permiso del gobierno para tener dólares, y las empresas, no pueden sacarlos del país ni para comprar insumos para producir bienes. Además de escasez, esto ha ocasionado una fuga de empresas, talento y conocimiento. Cada vez hay menos vuelos desde Venezuela.

A 15 años de la llegada del comandante Chávez al poder por la vía de los votos, nada queda de la alegría, la esperanza y de la fuerza del optimismo que generaba sacar del poder a una clase política corrupta y enriquecida a través del Estado. Millones de venezolanos han salido a las calles liderados por los estudiantes, quienes sólo han conocido la Venezuela chavista.

Los resultados y la realidad no entienden de buenas intenciones. Además de incentivos en línea con la naturaleza humana como el ánimo de progreso individual, el derecho de propiedad y la libertad de ser y pensar diferente, desarrollar un país requiere de buenos administradores, personas con estudios y capacidad de entender las ciencias, las tecnologías y aplicarlas a la realidad cotidiana. El actual presidente de Venezuela habrá sido un excelente conductor de bus, pero su experiencia, su apertura a romper con viejos prejuicios y su visión de mundo, no le alcanzan para catalizar las complejas soluciones de la realidad actual venezolana. Es la escasez y los problemas generados por esta combinación entre incapacidad e ideas equivocadas --y no la CIA, el imperio, los oligarcas o los burgueses-- los que alimentan las demandas desde las calles, reprimidas con la fuerza del odio desde el Estado: Patria, socialismo o muerte. Los muertos de la oposición, "fascistas" según el gobierno, ya son al menos 16, los encarcelados se cuentan por decenas y hay testimonios de manifestantes torturados. Sólo la desesperación explica que millones de personas se unan a protestar.

Mientras el mundo les da la espalda, en Venezuela se vive una revolución, de esas que ilusionan a millones. Los venezolanos luchan contra las balas de su gobierno, bajo la soledad y el silencio cómplice pagado con los dólares del petróleo repartido y el sentido de conveniencia.

¿Qué tiene que ver esto con El Salvador? Todo. Usted puede hacer algo por Venezuela, y por El Salvador a la vez. Si está harto de la corrupción tradicional de los políticos pro-sistema, si el tema Flores-Taiwán, la arrogancia y la desconexión en el mensaje de un partido que ha abandonado ideales, si las mismas caras de los políticos de carrera de siempre, lo tienen agotado y está pensando en no votar, o votar por el FMLN, usted podría ser un venezolano promedio en 1999. Piénselo. Usted todavía tiene la alternativa de administrar su frustración, votar contra el FMLN, enviar un mensaje de fuerza y fe hasta Venezuela y preservar el Estado de Derecho en El Salvador. No es fácil, muchos estamos tan frustrados como usted. Hay que hacerlo. Será más difícil sacar al país adelante, con un presidente y un partido, que ven en Venezuela "la luz revolucionaria y socialista que ilumina América Latina"; alguien que luego de las muertes de inocentes, no es capaz de condenar la represión desde el Estado. Es legítimo votar por miedo, aun beneficiando a un candidato o partido que no le simpatizan. A estos malos políticos de siempre los sacamos el 2015. Vote el 9 de marzo, hágalo pensando en Venezuela. Hágalo pensando en El Salvador.

*Colaborador de El Diario de Hoy.