Los niños son creativos por naturaleza, más cuando se trata de jugar.
En El Salvador, cuando el viento azota con fuerza usualmente en octubre, a los niños les gusta jugar con piscuchas que ellos mismos elaboran.
Lo que necesitan está a su alcance: varas de bambú, de castilla o coco; una bolsa plástica, cinta adhesiva, hilo naylon y una tómbola hecha también artesanalmente de madera.
Sus manos se vuelven ágiles cuando se trata de elaborar una piscucha, para luego hacerla volar, así como sus sueños infantiles que con el tiempo se hacen realidad.
La llamadas piscuchas en El Salvador son conocidas en Colombia como Cometa, en México como Papalote, en Venezuela como Papagayo y en Argentina como Barrilete.