Color de hormiga

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04 febrero 2014

Casi se salen con la suya. Acompañados de amenazas de las maras (con o sin venia del FMLN), de los mensajes de gente de bien de ALBA y de la ilegal campaña del presidente Funes, se quedaron a un punto porcentual de recetarse por cinco años más la Casa Presidencial. Y esta vez las cosas hubieran sido diferentes, más parecidas al presidente Funes de hoy que al que inició su mandato.

La violación a la institucionalidad del país que promueve el presidente se ha ido agravando con los años. En el primer año dio muestras de independencia y de liderazgo hacia una forma de hacer política más transparente y abierta. Sólo para comenzar a deslizarse con la promoción del decreto 743. Ha habido un evidente deterioro en el talente moral y espiritual de nuestro querido presidente. A estas alturas es casi un insulto para monseñor Romero lo que esta administración está haciendo.

Participé por primera vez como observador nacional. Estuve alrededor de ocho horas en dos centros de votación de Comasagua. El proceso de votación me pareció fácil y la dinámica entre los partidos bastante conciliadora. El trabajo de las juntas receptoras de votos también muy bien, en armonía y cumplimiento de las disposiciones legales. En la muestra que tomé de uno de los centros de votación el porcentaje de votantes llegó al 60 %, obteniendo el FMLN 46 % y ARENA 45 % en un municipio con alcalde del FMLN.

¡Fue grande mi sorpresa al ver desplomarse la participación electoral en otros municipios! Cerca del 55 % de los salvadoreños escuchamos el llamado a votar, un cambio radical del 63 % en el año 2009 y 67 % en el 2004. Parece contradictorio con el inicio del voto residencial en toda la República. Escuché el discurso de los candidatos. Los del FMLN celebraban, cuando deberían haber estado destrozados por no haber logrado ganar en primera vuelta. Lo habían apostado todo.

Millones de dólares de ALBA, de la Presidencia de la República y del FMLN habían saturado los medios de una forma inaudita. Con los lemas del triunfo a la primera y no le demos más vueltas, el FMLN le apostó todo a ganar. Además los mareros se unieron a la campaña con acciones dirigidas a disminuir el número de votantes. No terminaba de dar por ciertas estas versiones hasta que ayer por la mañana hablé con dos personas que viven en territorios asediados por las pandillas.

Estas son sus historias. Una me dijo que de su casa seis iban a votar, pero aparentemente algo falló en la distribución de los votantes entre los centros de votación. ¿Habrá sido casualidad? Dos votaban en un centro y cuatro en otro teniendo la misma dirección en los DUI. Sólo cuatro pudieron ejercer su derecho y deber. Los otros dos fueron interceptados por mareros que los golpearon y los amenazaron a muerte si votaban.

La otra persona me dijo que el voto residencial había hecho que centros de votación quedaran en lugares poco propicios e inseguros. Ella para votar tuvo que pasar una valla humana de mareros que hasta estaban armados amedrentando. Les habían dicho que si votaban por ARENA sufrirían las consecuencias. El municipio fue ganado por el FMLN. En este ambiente ha sido hasta gloriosa la participación del 53 % del electorado, pero no puede ser este el ejemplo para el 9 de marzo.

De esto debiera estar hablando el presidente de la República. Ambas historias de personas humildes de nuestro país que vieron sus derechos violados por la falta de seguridad y por el énfasis en la confrontación ideológica y no en la protección del ejercicio democrático. También el TSE debe recibir un llamado de atención. La flojera de sus decisiones oculta un interés político de influir los resultados.

¿Qué hacer? Hay que redoblar los esfuerzos por defender el sistema democrático. La lucha no es contra el FMLN. La lucha es por la democracia y la libertad. El FMLN, muy a pesar de lo que diga, ha decidido destruir la democracia. ¡Qué lejos estamos del FMLN que firmó la paz! Ojalá que los que se quedaron en casa por capricho o por convicción entiendan lo que está en juego. ¡El Salvador vale la pena!

*Columnista de El Diario de Hoy.