Un caso para El Salvador

descripción de la imagen

Por

17 febrero 2014

Recuerdo lo rico del calor que sentía al entrar a mi apartamento, huyendo del frío en Filadelfia a finales de los 90. Estudiaba una maestría en la Universidad de Pensilvania y, cada día, tenía que preparar diferentes casos para mis distintas materias. Me sentaba en mi sillón preferido y me echaba a leer escritos que describían momentos reales que empresas y empresarios habían atravesado. Los casos relataban la situación, el problema y la data necesaria para poder tomar una decisión. Cada estudiante debía usar la información para determinar el mejor camino a seguir. El día siguiente, en clase, discutíamos las diferentes opciones y llegábamos a la conclusión de la mejor estrategia que se hubiese podido tomar. Muchas veces venían los antiguos presidentes de esas mismas empresas, para detallar realmente qué es lo que habían vivido, qué habían decidido, y cuál había sido el resultado final. El propósito de todo esto era aprender de las diferentes experiencias, sin tener que pasar directamente por ellas. Todo era tan lógico. Era evidente lo que había funcionado y lo que no.

Hoy, dieciséis años después, en nuestro país, estamos viviendo un caso crítico y en tiempo real. Disponemos de la historia de aciertos y fracasos de diferentes países a través del tiempo, para la búsqueda de las mejores soluciones. Evaluemos algunas cosas que sí han funcionado:

1.Gobierno democrático basado en el concepto de libertad. Es un sistema de gobierno pequeño, enfocado en servir y no en ser servido. Este modelo está compuesto de representantes electos del pueblo; son los ciudadanos los que mantienen la supremacía y, periódicamente, votan para mantener o cambiar a sus representantes. Este tipo de gobierno aspira a reducir el gasto público, logrando contar con más recursos para inversión en programas sociales, infraestructura y otras iniciativas importantes. En la historia, se ha comprobado que este tipo de modelo democrático ha sido el de mayor éxito. Esto es evidente y podemos observarlo en casos comparativos como los de Alemania del Este y Alemania del Oeste, así como el de Corea del Norte y Corea del Sur. Además, ha sido representado por la inevitable apertura de la ex-Unión Soviética durante la Guerra Fría. Es impresionante ver cuántos cubanos han arriesgado sus vidas en balsas artesanales rumbo a los Estados Unidos. No he logrado encontrar datos sobre el caso inverso: ciudadanos de Estados Unidos arriesgando sus vidas para llegar a Cuba para vivir allí de manera ilegal.

2.Gobierno enfocado en generar confianza. El trabajo enfocado en la superación de la pobreza requiere la generación de oportunidades, y, más específicamente, de empleo. Para generar empleo se requiere de inversión y esta inversión se logra al haber confianza. ¿Confianza en qué? Confianza en que el capital invertido logrará una rentabilidad razonable y sobre todo, que estará "sano y salvo" a largo plazo. Nadie invierte con el fin de perder. Los gobiernos deben trabajar en crear los mecanismos para generar esa confianza y hacerlo mejor que los demás países con los que compiten. Después de todo, el capital no tiene fronteras. Los objetivos básicos para fomentar la inversión (y así crear oportunidades), se relacionan a democracias irreversibles, seguridad jurídica, incentivos para ciertas industrias en ciertos lugares, seguridad ciudadana y acceso a financiamiento, entre otros.

3.Control eficiente de finanzas públicas y mayor recaudación fiscal. Países con trayectorias exitosas a largo plazo pueden hacerle frente a sus obligaciones financieras (incluyendo deuda y pensiones). Naciones conocidas por ser mecas del capitalismo, como Estados Unidos, tienen sistemas que aseguran mayor recaudación fiscal. Estos modelos deben evitar nuevos impuestos que afectan directamente el poder adquisitivo de gente de escasos recursos. Una modulación al sistema tributario puede hacerse sólo posteriormente a la implementación de un modelo de confianza e inversión como explicado en el punto anterior. De otra manera, sería un desincentivo al crecimiento económico, quitándole a los ciudadanos poder adquisitivo e incrementado así los niveles de pobreza. Como a veces decimos, estaríamos repartiendo pobreza. La clave aquí es primero propiciar el crecimiento económico, posteriormente modificar el esquema tributario, y asegurar la eficiente y honesta reinversión de esos fondos, no en gasto público, sino en programas sociales e infraestructura.

4.No se adhieren a la teoría del rebalse. La teoría del rebalse, de manera simple, apunta a que si hay crecimiento económico, eso eventualmente le llegará a los que están marginados de los frutos del desarrollo. Esto no es cierto y se puede observar en muchos países donde el crecimiento ha tardado décadas en afectar positivamente a muchos segmentos de la población. Necesitamos programas sociales, infraestructura, mayores oportunidades y mecanismos, para que el crecimiento económico impulse un verdadero e incluyente desarrollo económico-social. Regresando al ejemplo de Estados Unidos, en ese país hay un enorme apoyo hacia la ciudadanía a través de diferentes programas e iniciativas sociales. No entraré en detalle, pero existen planes de salud (Medicare/Medicaid), Seguro Social y subsidios del Estado, albergues para indigentes, educación pública, planes de retiro (401Ks), entre otros.

5.Justicia. El sistema de justicia debe funcionar bien, regirse exclusivamente por leyes y su aplicación debe ser pareja para todos, sin preferencias. En países realmente exitosos, el criminal paga sus penas, pero es inocente hasta haber sido comprobado culpable. No hay excepciones a la regla. Habiendo dicho eso, en países exitosos, la justicia se aplica en base a pruebas e investigaciones serias, nunca en base a especulaciones o chismes.

La idea principal es crear primero un motor de crecimiento y, así, generar riqueza tanto para los ciudadanos como para el Estado. Debemos hacer crecer el pastel. Para eso se requiere confianza, una democracia irreversible, políticas en pro de la inversión y seguridad jurídica. En la esfera entera, la inversión le huye a la incertidumbre. A través de generar el adecuado clima de inversión, se crean empleos y oportunidades, programas de responsabilidad social empresarial y mayor recaudación fiscal. Esta recaudación puede ser reinvertida por el Estado de manera eficiente y transparente en programas sociales e infraestructura. Todo esto contribuye a la superación de la pobreza, a mejorar la seguridad ciudadana y a fomentar la paz social. Esto es lo que necesitamos en nuestro país y lo que se ha comprobado que funciona a través de nuestra historia.

*Empresario salvadoreño.

@fernandopoma