En lo que va del año, varias familias se han visto afectadas por las amenazas de muerte de las pandillas. Abandonan sus casas, dejan sus pertenencias, sin la esperanza de volver y convertirse en víctimas.
Uno de los éxodos ocurrió el 24 de febrero en el caserío Sihuatenango, cantón San Isidro, en Panchimalco, donde mareros les dieron plazo de tiempo a varias familias para que abandonaran el lugar donde han vivido.
Cuando periodistas de El Diario de Hoy llegaron a la zona, que es de difícil acceso, observaron al menos unas 200 casas construidas con lámina y adobe habían sido abandonadas. Tres días antes del éxodo, los pandilleros les advirtieron a los lugareños que dejaran sus viviendas. Las clases en la escuela fueron suspendidas, pues los padres por temor no enviaban a sus hijos.
En febrero de 2015, siempre en Panchimalco, pero en el caserío Los Ponce, en el cantón Azacualpa, 12 familias huyeron por amenazas.
La Policía para entonces solo registró el desplazamiento de 9 familias, sin embargo, vecinos aseguraron que habían sido más.
Entre 2014 y el primero trimestre de 2016, un informe de la Procuraduría General para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), reveló que 427 personas han tenido que irse de sus casas, en su mayoría, por la presencia de pandilleros que delinquen en los lugares.
El documento refleja que los departamentos más afectados por el problema han sido San Salvador y Usulután.