Por ser cabecilla, las autoridades perseguían al Cabro, un marero cuyo nombre de pila era Miguel Ángel Serrano Medina y supuesto jefe de la Mara Salvatrucha a nivel del departamento de Usulután.
Los policías ansiaban capturarlo, pero desde el pasado 13 de julio parece que se volvió un punto de honor.
Incluso, a través de redes sociales y en una cuenta de Facebook en la que supuestamente interactúan miembros de la corporación policial y de la Fuerza Armada, se pedía ir tras el sujeto, para capturarlo o eliminarlo.
Una foto del pandilleros fue publicada al final de la tarde del pasado 14 de julio, solo minutos después de que un policía fuera decapitado y otro resultara herido en una emboscada en la playa El Espino, municipio de Jucuarán, departamento de Usulután.
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El pasado 30 de agosto, la policía logró uno de sus más importante objetivos: descabezó a la Mara Salvatrucha (MS) en el oriente salvadoreño. Al menos de momento. Serrano Medina era el único de los tres máximos cabecillas de la MS-13 que andaba en libertad. Supuestamente era el único que faltaba por capturar.
Serrano Medina, junto a Raúl Armando Bonilla Lazo, alias Slow o Lento, y Pedro Antonio Segovia Chávez, alias Clown o Payaso, fueron quienes se encargaron de transmitir las instrucciones que habían girado los jefes de este grupo terrorista para hacer frente a las medidas extraordinarias impulsadas por el Gobierno para disminuir la criminalidad generada por las pandillas a finales de marzo anterior.
En el proceso judicial del caso que la Fiscalía y Policía han denominado Operación Jaque 300, aparecen como imputados el Clown, el Slow y el Cabro.
Según esos documentos fiscales, estos tres mareros eran los máximos jefes de la MS-13 en la región oriental. El delincuente era el cabecilla de Usulután, el Clown lo era en San Miguel, y el Slow, en el departamento de La Unión.
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Segovia Chávez fue capturado el 19 de abril anterior, mientras que Bonilla Lazo fue arrestado el pasado 9 de junio, según indican fuentes policiales.
Serrano Medina, entre tanto, murió al amanecer del pasado lunes en el mismo lugar donde había nacido y donde se había erigido como cabecilla del mismo nivel que Marvin Adaly Quintanilla Ramos, alias Piwa, o Moris Alexánder Bercián Manchón, alias Barney, según documentos judiciales.
El Cabro nació el 8 de mayo de 1975 en el caserío La Cabaña, cantón El Jutal, en el municipio de Jucuarán. Era motorista de oficio. Al menos eso era lo que decía su documento de identidad. Tenía licencia de conducir pero en la misma no reflejaba muchos detalles de su identidad.
El individuo fue sorprendido por un grupo de policías élite que desde hace varios días lo buscaba. Junto al jefe marero murieron tres más de sus compinches, uno fue capturado y tres lograron escapar. En ese mismo enfrentamiento, las autoridades se incautaron de ocho armas de fuego.
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El Cabro y la operación Jaque 300
Serrano Medina ocupaba una posición alta dentro de la MS-13. Tanto así que era tomado en cuenta para participar en conferencias telefónicas en las que se discutían problemas, se debatían soluciones y se giraban instrucciones para toda la agrupación criminal.
En la acusación de más de mil páginas que la Fiscalía General de la República (FGR) presentó, se lo menciona como uno de los mareros prófugos.
Lo incluyeron en esa acusación porque según el Centro de Intervención de las Telecomunicaciones de la Fiscalía, el pandillero participó en varias teleconferencias junto al Piwa, el Clown y otros cabecillas de la MS-13.
Del mismo documento judicial se desprende que el Cabro, el Clown y el Slow hicieron una gira por los departamentos de Usulután, San Miguel y La Unión, para transmitir los planes que había adoptado los principales jefes de esta mara para hacer frente a las medidas extraordinarias que el gobierno implementó.
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Solo en la reunión de las clicas de Usulután participaron más de 15 cabecillas a excepción de las clicas Mendeños (Isla de Méndez) y Tierra Blanca.
En esa reunión, el Cabro habló: todas las clicas tenían 72 horas para hacer un conteo de todo el dinero que recogía cada clica y que durante un mes ese dinero iría a un fondo común de la MS-13.
En la reunión con todos los cabecillas de las clicas de La Unión, fue el Cabro quien les explicó en qué consistía el proyecto general de la organización criminal a nivel nacional.
Ese mismo discurso repitió ante los cabecillas de clicas de San Miguel. Al igual que a los cabecillas de clicas de La Unión y Usulután, el Cabro les dijo que el dinero de la renta (extorsión) debían entregarlo el lunes 4 de abril, sin excepción y sin excusas.
En esa reunión agregó que los cabecillas de algunos grupos de clicas podrían verificar que se usaría ese dinero de forma adecuada y transparente en beneficio de toda la MS-13.
El nivel jerárquico del Cabro le permitió enterarse de la compra de armas en Guatemala, de cuántas comprarían y quiénes irían a traerlas.
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Incluso el 23 de junio, este mismo cabecilla indicó a sus subordinados que le harían llegar la copia de una wila (manuscrito) en la que se les giraba instrucciones sobre los sectores donde tenían que matar, a quiénes tenían que matar, además de contener el plan de la MS-13 o “El Proyecto”.
Pero la wila no llegó a las manos del este cabecilla porque el 27 de junio, la inteligencia policial logró la captura del marero a quien había enviado a recogerla de manos del cabecilla Edwin Ernesto Cedillos Rodríguez, apodado Renuente de Abriles (clica de la comunidad 22 de Abril, Soyapango).
Este sujeto también estaba haciendo muchas transacciones de armas. Eso se refleja en la investigación del caso Operación Jaque 300.
Decapitación y cementerios clandestinos en Jucuarán
En la tarde del pasado 13 de julio, en la zona de la playa El Espino, municipio de Jucuarán, un grupo de mareros emboscó a una patrulla de la Policía Rural, uno de cuyos agentes resultó herido de bala y a otro lo tomaron como prisionero.
El policía herido fue rescatado por sus compañeros, mas el otro fue encontrado muerto horas después. Lo habían matado con saña. Su cuerpo estaba decapitado.
En ese grupo de mareros, aparentemente, andaba el Cabro, quien supuestamente “se divirtió” con el policía hecho prisionero.
Desde aquel día, policías de la zona oriental le habían puesto especial interés en encontrarlo.
Este pandillero era ampliamente conocido en la zona de Jucuarán por su crueldad.
A mediados de junio, un líder comunal de ese municipio fue encontrado asesinado dentro de un pozo. Al hombre lo habían partido en 50 pedazos, según vecinos de Jucuarán que fueron testigos del macabro hallazgo.
Sin embargo, fue desde el 13 de julio pasado cuando el marero acentuó su clandestinidad y, al parecer, reforzó sus medidas de seguridad a tal punto que, según vecinos de Jucuarán, las personas que tenían la mala suerte de encontrárselo eran asesinadas y sepultadas en cementerios clandestinos para que no lo delataran.
Sin embargo, de poco le valió ser tan sanguinario (como lo dicen vecinos de Jucuarán) o andar huyendo por los manglares de la playa El Espino y otras cercanas.
El 30 de agosto anterior, un grupo de policías lo localizó en el mismo lugar donde había nacido: el caserío La Cabaña, cantón El Jutal, de Jucuarán.
No lo agarraron vivo. Murió durante el enfrentamiento. El trabajo policial dio sus frutos.
Este pandillero era el único cabecilla de esta agrupación terrorista de la zona oriental que estaba en libertad.