Si es que deseamos conservar la democracia en El Salvador

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12 febrero 2014

Norman Quijano y ARENA deben separar de sus filas a todo asesor que pueda dañar su imagen, deben retomar el discurso conciliador y sincero con todo salvadoreño de pensamiento conservador y defensor de la democracia pura y real, deben ignorar el conflicto con Mauricio Funes, él no es el adversario a derrotar, déjenlo que continúe hablando sin interlocutor. Enfóquense en conquistar los corazones y votos de los 2,000,000 de salvadoreños que no fueron a votar el 2 de febrero.

Todos los ciudadanos salvadoreños que creemos en la democracia, debemos ir en defensa de la misma el próximo 9 de marzo, abandonemos las posiciones tibias, indiferentes y temerosas, para decidir valientemente votar por las libertades que se conquistaron hace casi 200 años, por las que murieron muchos hermanos; aquellas mismas libertades que se defendieron en la guerra interna de 1980 a 1992, en la que murieron muchos soldados patriotas, que también fueron secuestrados y asesinados muchos ciudadanos salvadoreños inocentes, entre ellos alcaldes y empresarios. Estas personas ofrendaron sus vidas para evitar que los comunistas tomaran el poder, que sus sacrificios no sean en vano.

Ahora, sin hacer un solo disparo y sin arriesgar sus vidas, podemos evitar que los comunistas se apoderen del país, y les sea entregado un claro mensaje que queremos vivir en democracia. NO a las estatizaciones de la propiedad privada, NO a las reformas de la Constitución para perpetuarse en el poder, NO a las cartillas de racionamiento de víveres y canasta básica, NO a la compra de voluntades de diputados en la Asamblea Legislativa, NO al imperialismo socialista del Siglo XXI. SÍ a la alternancia en el poder de los partidos democráticos, SÍ a los buenos programas sociales sin compra de voluntades, SÍ a la libertad respetuosa de expresión, SÍ a la oportunidad de continuar eligiendo a nuestros gobernantes, SÍ al imperio de la ley.

Hermanos salvadoreños, cuando la democracia se pierde, recuperarla cuesta demasiado, los sacrificios son muy grandes, tenemos la oportunidad de conservarla para nuestros hijos y nietos, de lo contario los estaremos condenado a ofrendar sus vidas para recuperarla en el futuro, todo porque nosotros no fuimos determinados y valientes para conservarla para ellos con nuestro voto mientras pudimos.

*Economista. Colaborador de El Diario de Hoy.