Necesitamos tener un sueño

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29 enero 2014

Los salvadoreños enfrentamos una campaña política sumamente polarizada, la cual se caracterizó por las difamaciones, el irrespeto y la falta de tolerancia. Y todo esto a pesar de los grandes legados de estadistas tales como Nelson Mandela, galardonado con el Premio Nobel de la Paz y con cerca de 50 doctorados honoris causa, quien afirmó lo siguiente: "Hubiéramos vivido un baño de sangre si la reconciliación no hubiera sido nuestra política de base". El legado de Mandela fue puntualizado por la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, quien expresó lo siguiente: "No solamente cambió la historia de Sudáfrica, cambió el mundo y lo hizo mejor. Nos dio una lección sobre el poder de la paz y la reconciliación, sobre la importancia del perdón y el respeto para la dignidad de cada ser humano".

Por otro lado, en los días del Dr. Martin Luther King (1929-1968), recordado como "El apóstol del cambio social sin violencia", se vivieron tiempos de una tremenda segregación racial. Los principios del Dr. King eran la lucha pacífica y apegada a la ley. En su libro, "¿Hacia dónde vamos desde aquí: al caos o a la comunidad?" el Dr. King expresó: "Este es el nuevo gran problema de la humanidad, hemos heredado una morada grande, una gran 'morada mundial' en la que tenemos que convivir negros y blancos, orientales y occidentales, gentiles y judíos, católicos y protestantes, musulmanes e hindúes, miembros de una familia indebidamente separada por ideas, cultura e intereses. Debido a que nunca más podremos volver a vivir separadamente, tendremos que aprender de alguna manera a convivir en paz".

El Dr. King fue galardonado en 1964 con el premio Nobel de la Paz, por su lucha pacífica a favor de los derechos ciudadanos. Con su famoso discurso "Yo tuve un sueño", Martín Luther King comunicó un tremendo mensaje de esperanza. En dicho discurso expresó frases como esta: "Yo tuve un sueño de que esta nación se levantaría y viviría el verdadero significado de lo que cree". "Yo tuve un sueño en el que mis cuatro hijos pequeños no serían juzgados por el color de su piel, sino por el contentamiento de su carácter..." El Dr. King fue incomprendido y asesinado, pero su discurso produjo resultados.

Los salvadoreños necesitamos un sueño, que fundamente nuestras esperanzas; un sueño en el que la tolerancia sea el fundamento de nuestro quehacer político; un sueño en el que las ofertas populistas, no incrementen nuestra deuda externa; un sueño en el que las protestas sociales sean canalizadas pacíficamente y enmarcadas en el orden de la ley; un sueño en el que los secuestradores y delincuentes sean justamente castigados por sus delitos; un sueño en el cual las personas más desfavorecidas tengan acceso a la salud y encuentren medicinas en los hospitales; un sueño en el cual se fomente la calidad educativa, a través del apoyo, la capacitación de los maestros, la dotación de la infraestructura adecuada y los recursos necesarios; un sueño en el que los niños de la calle tengan un hogar que les brinde cuidado y protección; un sueño de que algún día podamos caminar con tranquilidad por las calles de nuestras ciudades; un sueño en el que los pobres superen sus condiciones de vida a través del estudio y el trabajo honrado; un sueño en el que los salvadoreños reconozcamos a nuestro Príncipe de Paz, El Salvador del mundo, nuestro patrono, como el único que puede traer reconciliación y paz verdadera a cada uno de los salvadoreños; un sueño en cual valoricemos el evangelio y reconozcamos que solamente a través del nuevo nacimiento seremos mejores funcionarios, esposos, padres, ciudadanos, que leguemos un verdadero ejemplo de nueva vida a las futuras generaciones.

*Colaborador de El Diario de Hoy.