En los últimos meses, el partido GANA ha venido tomando posiciones contrarias a las del FMLN en temas importantes como las pensiones y financiamiento a los llamados ninis. ¿Se puede hablar de distanciamiento de un aliado del partido en el gobierno? Sobre este punto, Salvador Samayoa hace su propio análisis.
“GANA ha mantenido posiciones sensatas, independientes, responsables y bien argumentadas en la mayor parte de temas importantes en los últimos meses. Algunos ven en estas posiciones un cambio en relación con su desempeño en años anteriores. Yo también.
Creo que puede explicarse por varios factores: 1. Desde la elección de 2015 es un partido consolidado, por derecho propio, con un caudal de votos que lo proyectan como fuerza política viable; 2. no depende, como en sus primeros años, de arreglos y apoyos probablemente malsanos del Órgano Ejecutivo o del partido de gobierno. En este desarrollo seguramente ha influído la conducta del presidente Sánchez Cerén, el corte drástico de los recursos financieros casi ilimitados que tuvo a disposición el FMLN en años anteriores y la lupa de instituciones como Probidad que han puesto bastante presión sobre ingresos mal habidos o mal justificados de los políticos.
Un tercer factor es que GANA ha visto con lucidez que el desgaste del Frente y el escaso o nulo aprovechamiento de ARENA en las encuestas le puede darle en 2018 una fuerza aún mayor, siempre que se gane, a punta de independencia y de buenas posiciones, la confianza de las capas medias urbanas. 4. En temas específicos como el de pensiones, votar con el FMLN, como hizo casi siempre en años anteriores, habría sido un suicidio. En este sentido, GANA ha evitado hundirse con el Frente en posiciones que tenían muy altos índices de rechazo en la opinión pública.
Y un quinto factor es que: Guillermo Gallegos asumirá dentro de pocas semanas la presidencia de la Asamblea Legislativa y se avecina una elección presidencial en la que GANA calcula, con razón, que haciendo bien las cosas y con un candidato ganador, podría colarse a la segunda vuelta dejando por primera vez en la cuneta a alguno de los grandes.
Y calcula, también con razón, que no sería imposible una victoria en segunda vuelta, siempre que se mantenga como una fuerza creíble en materia de compromiso democrático y de crecimiento económico, y que no espante a las anchas capas medias que ahora dominan el panorama electoral del país”.