¿Quiénes son estos valientes?

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01 enero 2014

A raíz de ataques constantes a la independencia de poderes --particularmente a la independenciaJudicial--, una galopante corrupción y un poder político que se ha visto cooptado por presiones de un fuerte aliado internacional, quien disfraza de cooperación la compra de voluntades políticas, cientos de miles de ciudadanos, dejando de lado condiciones meteorológicas desfavorables y un aparato de seguridad represivo, han decidido tomarse las calles.

Entre sus consignas principales está el respeto al Estado de Derecho y el cese de la instrumentalización de las instituciones del Estado para favores políticos. Estos valientes ciudadanos han dejado la apatía y han reconocido que si permiten que la dignidad del país y sus libertades sean pisoteadas una vez, lo tendrán que permitir para siempre.

Sus protestas son pacíficas y ejemplares. Su interés es hacerles saber a sus funcionarios que no tolerarán más abusos y que el poder que se les ha otorgado está amparado en una Constitución y no en un cheque en blanco para hacer y deshacer de acuerdo a cualquier capricho.

Estos ciudadanos, principalmente estudiantes y jóvenes profesionales, han dado muestras de coraje al denunciar de frente cualquier abuso cometido en nombre del Estado. A pesar de los constantes intentos por amedrentar su voluntad democrática, han sido valientes, tomándose las principales plazas del país y estableciendo su firme voluntad de no permitir un abuso más.

Quienes protestan han comprendido que su causa trasciende cualquier coyuntura política y cualquier bandera o ideología. Han comprendido también que el populismo y el ánimo de gobernar sin límites no son monopolio de izquierdas o derechas. Estos ciudadanos han dejado de lado sus diferencias y se han propuesto acabar con los abusos del poder, vengan de donde vengan.

El interés por descalificarse ha cedido ante una causa mucho mayor, rescatar la institucionalidad, que han identificado como el principal aliado en el crecimiento de cada individuo. Estas personas, que valientemente están exponiendo su causa, abriéndose espacios en los medios de comunicación y poniendo a temblar de miedo a cada político corrupto, están dando verdaderas señales de ciudadanía activa, demostrando que el poder viene de los ciudadanos y no al revés.

Algunos de ellos han afirmado que la naturaleza del humano es ser libre y no estar sujeto a la arbitrariedad de un gobernante. Es por ello que defienden con tanta firmeza las instituciones que los amparan y se pronuncian ante el más mínimo intento de pisotear su dignidad. Estas protestas no tienen un líder aparente, se han formado de manera espontánea y su finalidad no es quitar a nadie de un cargo, sino hacerle entender que su poder está sujeto a límites y quienes lo vigilan deben ser los ciudadanos.

Algunos de ellos se han preguntado qué país heredarán sus hijos mientras otros, los más jóvenes, reflexionan sobre el país en el que les tocará, por los siguientes años, abrirse oportunidades. En un país con poder arbitrario, realizar los sueños y aspiraciones de cada uno está sujeto a ser amigo del gobernante y eso no lo tolerarán.

Van varias semanas de valientes protestas. Los ciudadanos que se han hecho presentes afirman que no flaquearán hasta que los políticos de todos los bandos comprendan que el poder no es una concesión divina y el gobernante no es todopoderoso. El poder emana del pueblo, afirman, y lo harán valer.

A ellos no les basta con cambiar simplemente el apellido del gobernante de turno. Han prometido cuidar celosamente sus instituciones, defender sus libertades y garantías, prevenir cualquier chantaje de gobiernos extranjeros y poner en su lugar a los corruptos. ¿Quiénes son y dónde están estos valientes ciudadanos?

Esto no es un universo paralelo ni un San Salvador de fantasía. Mientras usted lee estas líneas, hay cientos de miles de jóvenes protestando en las calles de Kiev, Ucrania por las mismas situaciones (corrupción, uso discrecional del poder, chantajes de gobiernos extranjeros, populismo) que los salvadoreños vemos, pasivamente, día con día. Y nosotros, ¿cuándo despertaremos?

*Colaborador de El Diario de Hoy