Crearán bloque antimaras en Triángulo Norte de Centroamérica

Gobiernos buscarán combatir de manera más efectiva la violencia de pandillas y narcotráfico.

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El presidente de Honduras

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06 August 2016

Guatemala y Honduras dieron ayer un paso al frente para combatir de manera más efectiva la violencia que azota a la región, considerada una de las zonas más violentas del mundo a raíz de la actividad que ejercen las pandillas y el narcotráfico, a lo que se suma la debilidad institucional.

Los presidentes Juan Orlando Hernández (Honduras) y Jimmy Morales (Guatemala) se reunieron ayer en la finca Santo Tomás, situada en el departamento de Escuintla, al sur de Guatemala, acompañados de sus ministros y otros funcionarios, como un paso inicial para diseñar un plan transnacional contra los que generan violencia.

Esta acción se constituye en un primer paso en esa vía luego de que la semana pasada el presidente hondureño lanzara su propuesta de crear una fuerza trinacional para combatir los flagelos contra la población y con el acompañamiento de las respectivas fiscalías de las tres naciones, los ministerios del Interior y de Defensa. 

Esta propuesta será trasladada también a El Salvador. El portavoz de la Presidencia de Guatemala dijo que el presidente hondureño se trasladaría ayer mismo a San Salvador para reunirse con el gobierno salvadoreño. Se llamó al secretario de Comunicaciones de la Presidencia, Eugenio Chicas, para confirmar la reunión con el presidente Salvador Sánchez Cerén, pero hasta el cierre de esta nota, no había respondido las llamadas a su teléfono móvil ni los mensajes que se le enviaron.

Desde la Presidencia tampoco se había emitido ningún pronunciamiento al respecto.

Tras sostener su reunión, los mandatarios Hernández y Morales dieron una conferencia de prensa en la que informaron sobre los primeros compromisos alcanzados y otros aspectos abordados.

Entre esos avances destacaron protocolos y acuerdos ya existentes como el Grupo de Alto Nivel en Seguridad y Justicia (Gansej), el cual tiene como objetivo el trabajo conjunto en inteligencia para el combate del crimen organizado transnacional o el Centro de Antipandillas Transnacionales (CAT). 

La propuesta se enfoca en el fortalecimiento de acciones contra los grupos delincuenciales con intercambio de información policial y una buena coordinación de los servicios de inteligencia, pues están convencidos de que de esta manera se mejora en la capacidad y en la respuesta, y que esto permitirá lograr resultados en un corto tiempo.

Esfuerzo conjunto

Tanto Hernández como Morales, destacaron que ya hay esfuerzos conjuntos y ejecutados de manera bilateral que ya están dando resultados como es el caso de la Fuerza de Tarea Interinstitucional Chortí, ubicada en la frontera con la que aseguran haber desmantelado “muchas bandas de delincuencia organizada” a decir de Morales.

Hernández completó diciendo que esa iniciativa “ha sido sumamente efectiva” y que la zona occidental de Honduras y fronteriza con Guatemala, “dejó de ser un paraíso para narcotraficantes y miembros del crimen organizado que tanto daño y tantas muertes nos causaron”.

“En la historia reciente de nuestros países, hoy más que nunca estamos trabajando muy de cerca, con metas concretas y llevando adelante algo que va a ser de beneficio para nuestros pueblos”.

“Hemos creído que si la criminalidad organizada tiene sus tentáculos, se mueve y ejecuta operaciones en contra de nuestra gente sin importar fronteras ni otro tipo de barreras, los Estados tenemos que hacer un esfuerzo en conjunto, coordinado y altamente efectivo”, proclamó Hernández tras la reunión.

Por ser la región del Triángulo Norte una zona violenta y que empuja a la población a emigrar, el presidente de EE. UU., Barack Obama, gestionó en el Congreso la asignación de $750 millones para apoyar al desarrollo económico y social, y lucha contra la criminalidad y la inmigración. Ese fondo se sumaría a otros $750 millones ya aprobados por el congreso estadounidense en diciembre pasado para afianzar el fortalecimiento institucional de estos tres países que constituyen el origen del grueso de indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos, bajo el plan llamado Alianza para la Prosperidad.