Un policía con el fusil listo para disparar es lo primero que un extraño encuentra al llegar a la sede policial de la Playa El Espino, Usulután.
No es para menos, los oficiales saben que están rodeados de mareros y deben de estar preparados para defenderse.
Así ocurrió la semana pasada, cuando se hizo un recorrido por la zona. Solo había dos policías, aunque son cinco los agentes destacados ahí.
“El personal en este puesto es este que ve ahorita. Uno que está clareado (desvelado) y el otro que le recibió el turno”, dijo con tono firme uno de los policías.
Dos de sus colegas gozaban de licencia y el otro estaba de vacaciones. Los agentes están en desventaja ante los delincuentes: hay poco personal y, ese día, la única patrulla que tienen estaba en el taller.
“Si ahorita se presenta una emergencia cómo cree que haríamos”, dijo un policía.
Cuando han pedido refuerzo les han dicho que no hay personal. Ellos estiman que ahí, “por lo menos”, deberían haber 15 agentes fijos.