El ganadero sospechoso de financiar al grupo de exterminio en San Miguel

En mayo fue arrestado por primera vez porque su hijo murió accidentalmente de un balazo. Dos meses después, la Policía lo buscó nuevamente.

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Durante la conferencia que realizó unas semanas la Fiscalía

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25 July 2016

“El decía que prefería regalarle el almuerzo a diez policías  que andan trabajando y cuidando a la gente, que entregarle cien dólares a un marero que no trabaja”. Con esa frase, un vecino de William Hernández Marroquín sale al paso de los señalamientos que la Fiscalía General de la República (FGR) le hace, acusándolo de agrupaciones ilícitas por, presuntamente, ser uno de los financistas de un grupo de exterminio.

¿Pero quién es William Hernández Marroquín?
Este hombre es el padre de un niño de poco menos de dos años que el pasado 6 de febrero murió al dispararse una pistola que encontró a su alcance en la sala de su casa. Fue llevado a un hospital, pero no pudieron salvarle la vida debido a la gravedad de la lesión.

A principios de mayo, tres meses después de la tragedia, William (35 años) fue arrestado bajo cargos de homicidio culposo en perjuicio de su hijo (sin intención), fraude procesal y tenencia ilegal de armas de fuego. Así lo informó la Fiscalía en un comunicado que difundió el 6 de mayo.


El crimen del pandillero que dejó al descubierto al grupo de exterminio en San Miguel


Lo acusaron del delito de fraude procesal, según la Fiscalía, porque el arma con la que se lesionó el niño no fue encontrada y sospechaban que el padre la ocultó; el delito de tenencia ilegal de armas de fuego se lo acumularon porque luego de un registro en la casa, las autoridades encontraron varias armas de fuego y prendas militares y policiales.

Durante la conferencia que realizó hace unas semanas la Fiscalía, antes de pedir reserva del caso, mostró parte de lo incautado a la presunta estructura de exterminio.

¿Cómo ocurrió la muerte del bebé?
 

William, de acuerdo con parientes y vecinos, es un ganadero importante a nivel del municipio de Chirilagua, pero también a nivel departamental y, como tal, anda siempre armado tanto para su seguridad y la de su entorno familiar, como para resguardar sus bienes. Está casado desde hace varios años con una ciudadana norteamericana de padres salvadoreños.

La versión de algunos parientes del ahora acusado de financiar un grupo de exterminio es que, ese sábado 6 de febrero, él regresó a media tarde de trabajar en sus potreros y establos. Llegó a su casa y colocó el arma en una mesa.

Generalmente, el niño pasaba la mayor parte del día con  sus abuelos paternos, en una casa con sólo un pequeño terreno de por medio.
William no se percató de que su hijo se encontraba en su casa ese día y por ello colocó la pistola en una especie de mesa de centro. Minutos después sonó un balazo. Herido de gravedad, el bebé fue trasladado rápidamente a un hospital privado , pero murió.  

Santa  Fidelia, el caserío donde vivía el niño, se vistió de luto. Sin embargo, el ganadero recuperó su libertad pocos días después.
Parientes de él aseguran que no es cierto que las armas de fuego las tuviera de forma ilegal, como lo señaló la Fiscalía en el boletín publicado el 6 de mayo, cuando informó también sobre la captura de William. “Todas tenían sus respectivos permisos y creo que en estos días le serían devueltas”, afirmaron.

* Familiares y amigos acompañaron a William Hernández Marroquín, cuando fue procesado por su implicación con el grupo de asesinos.

La vinculación con los exterminadores

Al ganadero del caserío Santa Fidelia, la Fiscalía no lo señala como participante directo en las ejecuciones extrajudiciales que un supuesto grupo de civiles y policías cometieron contra presuntos pandilleros.


Ese grupo era conocido en la zona como "Los Exterminio".


Basados en las pruebas que contra él ha recopilado la Fiscalía, las autoridades sospechan que él solo los apoyaba logísticamente.
Con esa evidencia, en la etapa inicial del proceso, el Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel le decretó prisión preventiva.
Sin embargo, vecinos de William dicen meter las manos al fuego por él.

El día que leyeron la resolución tras lo cual fue enviado a prisión preventiva, un equipo de periodistas de este Diario presenció el viaje que desde el cantón La Canoa hicieron decenas de personas para ir, por tercer día consecutivo, a mostrarle su apoyo en las afueras del juzgado.

Algunos parientes y vecinos que se quedaron en sus casas creen que  los señalamientos contra William son producto de una equivocación.
Las fuentes de EDH Focus indican que el ganadero fue amenazado hace algún tiempo por miembros de la MS-13, quienes estaban intentando asentarse en el caserío Santa Fidelia. Ante esto, acudió a poner la denuncia a la Policía.

De hecho, en un muro que está frente a la casa de William, al cruzar la carretera El Litoral, esa agrupación pintó  sus dos letras iniciales, MS, con más de un metro de alto cada una. A la par de las letras escribieron los alias de, supuestamente, los mareros que se asentarían y controlarían en el lugar: El Chispa, Adicto, Maliante (sic)  y Peligro.

Las vecinos creen que a raíz de la denuncia puesta por William, la policía comenzó a patrullar continuamente el cantón La Canoa. Muchas veces se apostaban en la entrada del caserío Santa Fidelia.
El “placazo” de la MS-13 fue borrado, a excepción de los alias de los cuatro pandilleros.

La presencia policial contuvo el asedio que los mareros mantenían sobre los habitantes del cantón y, especialmente, de Santa Fidelia.
Fue entonces que los policías comenzaron a vincularse a  William, debido a que él siempre les ofrecía agua o comida.

En el tramo de la carretera  del Litoral que pasa por el cantón La Canoa, a la orilla de la calle hay varios chalets donde venden comidas.
De acuerdo con vecinos y parientes, William les había  había solicitado a quienes atendían esos comercios que cuando llegaran policías les dieran comida y que  él les pagaría después.

Entre el vecindario, William solía comentar que prefería dar de comer a los policías a permitir que los mareros lo extorsionaran.
Esa era una forma de agradecer a los policías que trabajaban en el sector, pues con ello se evitaba la presencia de mareros y el consiguiente reclutamiento de jóvenes y las extorsiones

No obstante, a pesar de los reclamos de muchos habitantes del cantón La Canoa, que reclamaban la libertad del ganadero, el juez estimó conveniente mandarlo a prisión preventiva, por considerar - inicialmente - que es uno de los financistas del grupo de exterminio.