Tres hermanos que por “amor a la pandilla” mataron a la hermana

El Coche era uno de tres hermanos miembros de la pandilla 18 revolucionarios con amplio historial delictivo.

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En la masacre de San Juan Opico fueron asesinados 10 empleados de una empresa de electricidad y un jornalero

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14 July 2016

No resulta difícil encontrar la casa donde vivía José Alfredo V. L., alias el Coche, uno de los cabecillas que participaron en la masacre de 11 trabajadores en San Juan Opico, el pasado 3 de marzo.

La casa donde vivía este pandillero, que murió el pasado 14 de abril durante un enfrentamiento con la Policía en los Planes de Renderos, está situada al final de la calle La Granja, en la comunidad San Rafael 2, en los suburbios de Quezaltepeque.

El día que un equipo de El Diario de Hoy se desplazó a la zona, varios jóvenes con aspecto de pandilleros estaban en la entrada de la referida casa, donde ahora solo viven los padres del cabecilla muerto y uno de sus hermanos, quien es, al parecer, el único que no es miembro de pandillas.


José Alfredo V. L., alias el Coche, uno de los cabecillas que participaron en la masacre de 11 trabajadores en San Juan Opico, el pasado 3 de marzo.

El Coche tenía otros dos hermanos que también eran miembros de la pandilla 18 Revolucionarios.


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De acuerdo con documentos judiciales, Ernesto (alias Pelo de Oro) y José Marcelino (el Barba), ahora de aproximadamente 32 y 39 años, son mayores en edad que José Alfredo.

Estos tres hermanos estuvieron procesados hace siete años, junto a 129 miembros de esa misma pandilla. Los enjuiciaron por agrupaciones ilícitas, extorsiones y varios asesinatos.

Por amor a la pandilla mataron a una hermana

Los tres hermanos hicieron de la pandilla 18 algo más que su familia; incluso, pusieron los intereses de esa organización criminal por encima de los intereses familiares, según consta en la sentencia 158-C2-2009 del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla.


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En ese documento judicial consta que el Coche, quien entonces no tenía ningún mando en la pandilla 18 del caserío Santa Elena de Quezaltepeque, y sus dos hermanos dieron el aval para que asesinaran a una hermana de ellos, de nombre María Zoila L.

La razón para cometer ese crimen fue que la mujer se relacionaba con miembros de la mara Salvatrucha, lo cual era peligroso, pues, siendo hermana de tres miembros de la 18, podría entregar a cualquier miembro de esa agrupación.

Solo los tres hermanos pandilleros supieron la verdad sobre el asesinato de María Zoila, quien también era conocida por el apodo de Juilina.

Fue durante un mitin (reunión) que el mismo Coche ordenó que la vigilaran para comprobar que mantenía relaciones con salvatruchos.


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Cuando lo comprobaron, hicieron otro mitin. El cabecilla en ese momento de la pandilla de ese sector era el Macuca (Mario Ernesto F. G). Este le dijo al Coche que tenían que matarla; que sabía que sería duro para él, pero que si era dieciocho de corazón sabía que la pandilla era primero.

Al final, determinaron que los hermanos de María Zoila no participarían directamente en el crimen.

La mujer fue asesinada en la ribera de un río y, luego, la lanzaron al cauce. Su cuerpo fue encontrado días después.

Los tres hermanos pandilleros nunca dijeron nada a sus padres y a un hermano (el único que no era pandillero), a pesar de que los vieron angustiados mientras la buscaban por las zonas aledañas.

Gobierno adjudicó matanza a una pandilla rival

El 7 de marzo, cuatro días después de la masacre en San Juan Opico, La Libertad, la Presidencia de la República y el Gabinete de Seguridad señalaron a la mara Salvatrucha (MS) como responsable del hecho que conmocionó a la ciudadanía.

El presidente Salvador Sánchez Cerén manifestó que las órdenes para matar a los obreros las habían enviado pandilleros de la MS detenidos en las prisiones de Izalco, en Sonsonate, y Ciudad Barrios, en San Miguel.

Anunció que desde el día de la masacre habían sido detenidas 82 personas en las zonas de San Juan Opico, Sitio del Niño y Colón. Todos sospechosos de participar en la masacre.

Por la atrocidad cometida, advirtió, serían enviados al Penal de Máxima Seguridad, en Zacatecoluca (Zacatraz).

En tanto, el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, expresó que en el ataque contra los obreros habrían sido utilizadas entre siete y nueve armas, algunas escopetas.

“Se ha determinado en qué otras escenas, algunas de las armas involucradas (en la masacre de Opico) también fueron utilizadas”, dijo entonces Cotto.

Sin embargo, semanas después (y ya los sospechosos de la MS liberados) el caso dio un giro, al establecerse que la responsable había sido la pandilla 18 Revolucionarios, gracias -en gran medida- al video del múltiple crimen.