Hace un siglo y medio , Jesús y María, pioneros en el oficio de elaborar fuegos pirotécnicos, heredaron el negocio a su hijo Simón Molina. Él continuó con la tradición y le entregó el relevo a su descendiente Rogelio Molina, quien a su vez lo traspasó a sus hijos Alcides y María del Rosario. Estos últimos en la actualidad, son los encargados de continuar con la historia de la cohetería Sahuayapa.
Lo peculiar de los actuales dueños, es que ambos nacieron con problemas de lenguaje y audición. Sin embargo, cuentan con su hermana Lilian, quien se inclinó por el profesorado y la que ahora se encarga de llevar las cuentas y de recibir los pedidos por teléfono.
Según Lilian, sus hermanos son muy inteligentes, ya que cuando se quedan solos, utilizan una tabla que tiene el número de cohetes y el costo de los mismos, además de auxiliarse con el lenguaje de señas que aprendieron cuando eran niños.
En un día normal para ellos, su trabajo consiste en comprar la materia prima como el clorato y el salitre que son bases para la pólvora que usan en la elaboración de cohetes de vara y otros productos pirotécnicos.
Además preparan las mechas, los carrizos, artillan los “toros” y hacen candelas para los “castillos”, cuando se los piden.
Para cumplir con los pedidos, se auxilian de siete operarios quienes se encargan de ayudar en la producción. Todos son originarios del Apastepeque y la mayoría conoce el lenguaje de señas porque lo han aprendido de los hermanos propietarios de la empresa.
“Incluso hemos tenido colaboradores con problemas de audición”, expresa Lilian.
A pesar de que la cohetería es modesta, Alcides y María, tratan de brindar trabajo a personas que lo necesitan, y sobre todo a quienes también tienen alguna capacidad especial, como la de ellos.
Orgullo de Apastepeque
La producción de pirotécnicos se realiza todo el año. Además de cohetes de vara elaboran cohetes de bomba, de luz, de tres bombas, “toritos” de luz, “toritos” corrientes, “toritos dobles”, “soles” de diferente tamaño, granadas de bomba y luz, yardas de artillería, “metros de lluvia”, muñecas, baterías de luces, ráfagas de 50 cohetes y “castillos”.
Durante esta época, el trabajo se incrementa en la cohetería porque se avecinan las fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol. El año pasado se quemaron 5,760 cohetes elaborados en esta cohetería.