El acoso de las maras para hacer que los estudiantes se integren a grupos delictivos, así como el pago de la extorsión o el peaje para dejar circular a los alumnos y docentes por determinadas zonas no son los únicos males que está enfrentando las víctimas.
El representante del Sindicato de Maestras y Maestros de El Salvador (Simeduco), Francisco Zelada, aseguró a El Diario de Hoy que los pandilleros están usurpando algunos centros educativos para cometer hechos delictivos.
El pasado 7 de junio, un estudiante de 16 años fue raptado por un pandillero dentro de la escuela del cantón El Jutillo, en Rosario de Mora, al sur de San Salvador.
La víctima fue sacada del recinto ante la mirada de profesores y estudiantes. Un docente que trató de evitar el hecho fue amenazado de muerte, según las autoridades.
Horas después, el estudiante fue encontrado asesinado, con las manos y pies atados, en una finca situada a unos tres kilómetros de la escuela.
Los pandilleros, quienes antes acosaban a los alumnos afuera de las escuelas, también están usando los centros educativos para velar a los delincuentes o sus parientes, según el sindicato de maestros.
También se han registrado casos en los que alumnos y maestros encuentran restos de comida o bebidas embriagantes dentro de las escuelas cuando llegan por las mañanas a empezar la jornada.
Eso les hace suponer a los profesores que los pandilleros irrumpen en los centros educativos para pernoctar en ellos o planificar fechorías.
Zelada dejó entrever que las maras estarían usando las escuelas a su antojo valiéndose de que las instituciones públicas tienen autonomía y la Policía debe pedir autorización para poder ingresar.