La prensa, las redes y el ciudadano indignado por la corrupción

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14 September 2013

Un caso de corrupción que se investiga en España desde 2010, trata de probar malversación de fondos, fraude, prevaricato, falsedad material y blanqueo. Entre los involucrados se halla, nada menos que Iñaki Urdangarín, el yerno del Rey Juan Carlos.

No es mi intención adentrarme en este caso que sigue candente en la opinión pública española, mucho menos tomar posición al respecto; suficientes casos similares, o incluso de mayor trascendencia, tenemos en El Salvador, mi intención es más simple, reflexionar sobre las consecuencias e implicaciones de la publicación, en exclusiva, en el periódico español ABC, que registra el encuentro extrajudicial del juez José Castro y Virginia López Negrete, la abogada de la acusación particular que ejerce "Manos Limpias" en el caso Nóos, al que también se le llama "Operación Babel", que ha llevado a investigar las cuentas financieras de la hija del rey, esposa de Urdangarín.

Luego de publicadas las fotos inmediatamente el periódico fue acusado de orquestar una "campaña" y un "montaje" contra el magistrado que lleva el supuesto caso de corrupción y que, se da por sentado, detrás de esta operación está la Inteligencia del Estado y las "cloacas del Estado", refiriéndose a los cuerpos de seguridad, detectives y, me imagino, también las denominadas operaciones clandestinas, muchas de ellas ilícitas.

El periódico ABC, en una amplia nota, explicó con detalle cómo consiguió las fotos: simplemente, el amigo de un periodista que, por casualidad estaba en un restaurante, vio a la pareja, el juez y la abogada de la acusación, conversando mientras se tomaban un par de "gin tonics". El ciudadano, indignado por lo que estaba viendo, no sólo tomó varias fotos sino además un video y de inmediato envió el material al periodista, quien luego de confirmar la identidad de los involucrados y de consultar con sus jefes, publicó la noticia.

No hubo conspiración alguna ni montaje, no intervinieron los organismos del Estado ni detectives privados, simplemente un ciudadano registra el hecho y pasa los datos y fotos a un periodista. ¿Un golpe de suerte? sí, también hay que dar crédito al olfato del periodista, quien convierte el hecho en noticia de primera plana.

Nos preguntamos: ¿Se rompió la privacidad de una pareja que estaba tomándose en un restaurante un par de "gin tonics"? A simple vista podría ser, pero no, porque no se trata de un simple juez y una simple abogada, sino de un juez y una abogada que conocen del mismo caso, de gran impacto político, en el que han intervenido, con su opinión, importantes sectores de la sociedad española.

Aquí sí debemos hablar de la ética profesional; por principio, no se pueden mezclar las cuestiones, y los conflictos de interés no pueden formar parte de un proceso judicial como tampoco puede haber socialización, en este caso, entre el juez y la abogada de "Manos Limpias", lo más beligerante del proceso que investiga los supuestos negocios sucios del yerno del Rey.

Por otra parte, el testigo que toma las fotos, es un ciudadano indignado que, presa de rabia por lo que estaba viendo, registra el hecho y lo envía al periodista. Ahora sucede también, que los diferentes públicos, las audiencias como se les llama ahora, utilizan la tecnología para expresarse; en ese caso, las fotografías fueron hechas con un "smartphone" y el registro enviado vía "whatsapp".

En otros casos se utilizan las redes sociales para compartir con la "comunidad virtual" la información y mostrar no sólo los hechos sino también la cólera o indignación a través del comentario certero y punzante.

La nueva forma de hacer política, que cada vez tiene mayor impacto en la sociedad moderna, pasa por la interlocución de las audiencias.

Esto es una nueva realidad, como también lo es que la prensa escrita, radial o televisiva tiende a modificar sus procesos para obtener la información, validarla y difundirla; no se trata de publicar cualquier cosa que se "sube" en la web a través de las redes, esto no es más que el primer insumo al que debe de aplicársele todo el rigor periodístico que implica informar con la veracidad y exactitud aquello que se publica.

Quiero insistir en un punto, no todo lo que se publica en las redes es noticia. Hay mucha basura, mucha calumnia y falsedad, pero como en todas las cosas, y esta es una de las tarea de la prensa, se requiere identificar la maleza y eliminarla para que no arruine el jardín.

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*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com