A nadie escapa el hecho de que nuestro mundo actual pasa por una serie de crisis radicales en la economía, ecología, en lo social y político entre otras áreas. Todos lamentamos la ausencia de una visión global más humana, la alarmante alza de problemas sin resolver y una cada vez más paralizada consciencia ética y moral.
Hoy en día las personas no solamente mueren, sino que también asesinan y son asesinadas en una vorágine de agresión mundial, que hacen de la violencia la causa de muerte más frecuente, por encima de los accidentes automovilísticos y de algunas enfermedades crónicas tan temidas como el cáncer y los infartos cardiacos.
Como medidas preventivas para detener esta espiral descendente en el comportamiento moral humano se han propuesto soluciones variables, en esta ocasión me referiré a la llamada «Ética Mundial», término usado por Hans Küng, nacido en Sursee, Suiza, en 1928, siendo sin lugar a dudas uno de los teólogos más destacados del Siglo XX. Dentro de sus meritos teológicos y académicos se encuentran el haber participado activamente como especialista en el Concilio Vaticano II, se desenvolvió además como profesor de Teología Ecuménica en la prestigiosa Universidad de Tubinga, Alemania. Su profundización en el estudio de las religiones lo llevó a la creación en 1990 del llamado «Proyecto Ética Mundial» y esto originó la constitución de la Fundación Ética Mundial, la cual preside desde 1995. En el año 2007 se formaron los capítulos de la Fundación Ética Mundial en América Latina, con dos sedes, una en Colombia y la otra en México. Dentro de sus áreas de estudio se encuentran aspectos político-económicos, la educación, religión y la ciencia como determinantes primarios en la búsqueda de posibles soluciones a los problemas globales.
Una de sus finalidades es evitar la violenta destrucción de la humanidad a través de un diálogo continuo, buscando un consenso básico en normas y valores que podemos compartir no solamente las personas religiosas sino también las no religiosas. La filosofía de este proyecto de «Ética Mundial» puede sintetizarse en la cita que Hans Küng menciona acerca de que «No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin dialogo entre las religiones». Esto acentúa claramente que la búsqueda de un mundo más justo debe ser una tarea de todos nosotros, compartamos o no las mismas creencias religiosas. Haciendo realidad el hecho de que un mundo más humano sólo se alcanzará a través de una visión y acción ecuménicas que, sin lugar a dudas, debe comenzar en el círculo más interno de las relaciones con nuestros semejantes.
*Doctor en Medicina .
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