La rebelión anti-continuismo

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24 agosto 2013

Recientemente, el respetado intelectual Joaquín Villalobos publicó en El País "Una rebelión anti-oligárquica de derecha". El académico hace una particular lectura sobre el miedo y la polarización salvadoreña para justificar un retorno del expresidente Saca al poder. A su artículo puede ofrecerse una visión alternativa, quizás impulsada por un quiebre generacional.

Tiene razón al decir que el electorado salvadoreño tiene miedo, pero no es a extremismos ideológicos de guerra fría, sino a la delincuencia y a la corrupción, a los frenos a la movilidad social que la generación post-guerra ha gozado, y que en números implica una reducción de la pobreza del 60% a 34% entre 1991 y 2007, y de la pobreza extrema del 28.2% a 10.8%. Si se comparan estadísticas de la DIGESTYC de 1992 y 2007, los hogares con electricidad aumentaron casi 20%, mientras las casas que cocinaban con leña bajaron un 24%. Este aumento abismal en calidad de vida contradice abiertamente la epitáfica visión de Villalobos de que en El Salvador "sólo los ricos se han hecho más ricos".

El miedo ciego a la polarización del que habla, es más bien rabia en el elector educado de clase media: hacia el continuismo de los tres principales contendientes. Sobre este continuismo, podría decirse que por lo menos en los partidos mayoritarios incluye cambios de cara, y no la misma cara y las mismas promesas que ya retrocedieron al país en varios indicadores.

No militar en ARENA a muchos nos hace desconocer la verdad de la expulsión de Saca. El Faro afirmó en su momento que fue por amañar las elecciones internas (cosa que sigue ocurriendo sin Saca al interior de ese partido) y conspirar para ocasionar transfuguismo legislativo. De cualquier modo, y distintamente a la aseveración de Villalobos, la expulsión de Saca no fue por sus políticas diferentes a la ideología arenera. ¡Distinto sería dicho partido si siguieran el purismo intelectual y de principios del que los acusa! Las causas fueron políticas, ¡ojalá hubieran sido éticas, en cuyo caso se deberían haber dado mucho antes! Saca, por lo tanto, no es el mártir de sus principios que Villalobos construye, ni ARENA un celoso guardián de su ideología: muchos de sus militantes conocen mejor la marcha que las ideas de libre mercado que supuestamente defienden.

La independencia de la clase política frente al capital que Villalobos alaba en Saca tampoco es tal. En Saca política y capital son uno, con la desventaja de que dicha política enturbia los orígenes de mucho de ese capital, imposibilitando saber si provino del éxito empresarial, pues se desconoce el paradero de varios millones durante su gestión.

Obvia en su análisis el pensamiento que podría catalogarse de "Generación 92", la mentalidad post-acuerdos de paz que no es parte del voto duro de ningún partido. Que ve a través de las propuestas políticas con un filtro de principios, que desea movilidad social y sabe que la conseguirá más a través de su trabajo que a través del político de turno. Que sabe que el mayor enemigo es la corrupción. Que su participación política la dedica más a defender la institucionalidad y a demandar transparencia que a defender partidos o políticos. Que marcha de la mano con compañeros con ideas que abarcan todo el espectro político, pero comparten deseos de estabilidad democrática y salud del Estado de Derecho. Coincido con Villalobos que en El Salvador habrá una rebelión, pero no será contra "la oligarquía": será contra la corrupción y la manera de seguir haciendo las cosas como se han venido haciendo, contra el continuismo partidista y el del movimiento al que el señor Villalobos dedica su apología.

*Lic. en Derecho.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg