Desde que se ingresa al estudio de música del maestro Elías Castillo, ubicado en la colonia La Rábida, en San Salvador, se puede percibir una atmósfera acogedora, impregnada de detalles que evocan a los grandes maestros de la música clásica.
En el salón se puede observar una librera repleta de libros y cómodos sillones que invitan a los visitantes a descansar placenteramente.
Mientras que en las paredes, hay una variedad de fotografías antiguas, en las que se observan cuadros de la Mona Lisa y de Ludwig van Beethoven .
Al conversar con el maestro Castillo Areta, se percibe su fascinación por la música y el canto. En cada una de sus añoranzas siempre existe una anécdota interesante.
“Nunca pensé en traer la música de profesión, sin embargo, cuando estudiaba en el Seminario Salesiano Ayagualo, el maestro de música y un compañero descubrieron algunas habilidades musicales en mi persona. Sin embargo, las cualidades para tocar el piano nadie me las enseño, por lo que podría decir que era autodidacta”, recuerda el maestro.
Entre algunos de sus remembranzas, asegura que a finales de la década de los cuarenta, existía en la capital una casa llamada “Huber”, en la que vendían y alquilaban una variedad de artículos.
Fue allí, en donde se decidió a alquilar un piano, por la cantidad de 15 colones cada mes.
A partir de entonces, empezó a practicar todos los días y con el paso de los meses, empezó a acompañar los cánticos de iglesias con el piano.
Sus conocimientos de canto y música fueron complementados con estudios impartidos por el maestro Ezequiel Nunfio y clases con el tenor Fernando del Valle, entre otros grandes maestros de esa época.
Maestro de niños y jóvenes
Con su voz pausada expresa su pasión por el arte de la música, y todas las semanas recibe a un grupo selecto de discípulos que lo visita para que los acompañe con su piano, o para que les ayude con la modulación vocal y en otros casos con la respiración, para obtener un buen resultado en las melodías a ejecutar.
En su juventud también se dedicó a enseñar a jóvenes y niños, ya que fue maestro de música en diferentes centros escolares.
Incluso durante varios años fungió como profesor de piano elemental en el Conservatorio Nacional de Música, fue pianista acompañante de clases de Ballet Estudio de Alcira Alonso, de la Escuela Nacional de Danza y del Teatro Lírico de Paco García, entre otras instituciones.
Asimismo incursionó en la crítica de la música y en el año de 1973 tuvo la oportunidad de viajar a la ciudad de Washington, Estados Unidos, en donde participo en el primera Conferencia Inter-Americana de Críticos de Música. Además, ofreció conferencias sobre las Bellas Artes en El Salvador, en la ciudad de Nueva York.
Hoy en día el maestro Elías cuenta con seis alumnos entre ellos Ángel Díaz quien lleva cinco años de trabajar en el canto y ha realizado ya dos grabaciones originales: Desde la Distancia y Ensueño Dorado.