Las caras de las pensiones

Solo uno de cada seis adultos mayores tiene una pensión para cubrir sus gastos en la vejez. La mayoría no cuenta con un ingreso fijo por no haber tenido un trabajo formal. Y los que lograron ahorrar, reciben muy poco para su vejez.

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Marta tiene 81 años

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21 May 2016

El Diario de Hoy recoge los testimonios de cómo viven, qué hacen y en qué gastan algunos pensionados en El Salvador, a través de diversas historias de vida. Entre ellas: un pensionado por vejez, una beneficiaria por viudez y un otro por incapacidad. Además, se recopilaron datos oficiales sobre cuántos pensionados de cada categoría hay en el país.

Sobrevivir después de los 55 ó 60 años en El Salvador es un reto  que la mayoría de adultos mayores enfrenta en la pobreza. Los datos oficiales estiman que solo uno de cada seis adultos tienen una pensión con la que pueden costear sus alimentos y medicinas. El futuro es incierto para millones de salvadoreños que irán saliendo de la edad productiva año con año.

Pocos son los “dichosos” que reciben un ingreso mensual por lo que ahorraron cuando trabajaron. Y aunque reciben una cantidad mensual, esta no es suficiente para las necesidades que hay que financiar a esa edad.


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De acuerdo con la última nivelación oficial, que se implementó hace cinco años, la pensión mínima es de $207, la cual con los descuentos de la cotización que debe hacerse al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) se reducen a  $190, con los que los jubilados deben maniobrar y sobrevivir.

Hasta febrero de este año, los datos de la Superintendencia del Sistema Financiero indicaban que 104,421 personas recibieron una pensión por vejez, es decir que ya cumplieron 55 años (las mujeres) o 60 años (los hombres).

De ellos, 67,643 personas reciben su pensión del Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos (INPEP) y la Unidad de Pensiones del ISSS (UPISS) y otros 36,778 reciben su pensión a través de las AFP.

Del total de jubilados, muy pocos lograron cotizar los 25 años requeridos. La mayoría apenas alcanza 15 años de cotización. “Llegar a viejo” y tratar de vivir dignamente será el futuro de miles de salvadoreños que tendrán que ingeniárselas para que sus ahorros o ingresos extra les alcancen.


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