Buenos amigos españoles

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27 julio 2013

Tengo amigos españoles que ayudan a El Salvador unos diez años antes que yo los conociera. Miguel Ángel y José Ignacio, cuyos apellidos no escribo, porque no es sobre ellos este artículo, sino sobre lo que Miguel Ángel dirigiendo la Fundación Bancaja y su equipo de colegas, hicieron por muchos salvadoreños.

Pero así es, desgraciadamente, cuando las organizaciones financieras rentables manejadas por profesionales, pasan a ser manejadas y mezcladas en asuntos políticos, y por más políticos que profesionales, los políticos, que como aquí entienden poco de resultados, empiezan a trastocar algo que va bien, lo politizan, hacen malas inversiones, despilfarran el dinero y terminan siendo absorbidas por otras organizaciones más grandes, para tratar de tapar "cárcavas" financieras, y que donde parecía haber una calle, de pronto hay un gran precipicio capaz de tragarse a la vecindad. Cuando lo político, atención señores, entra en lo financiero, al final terminamos pagando las aberraciones políticas financieras o financieras políticas, entre todos y además, por muchos años. Por ejemplo aquí, en endeudamiento para subsidios.

Pues ellos iniciaron en 1995 un programa de becas para jóvenes centroamericanos, en su mayoría salvadoreños, ya que participaron 130, para que realizaran durante un año una maestría en Valencia y conocieran los interiores de la institución financiera más importante de la Comunidad Valenciana y la octava de España. La fundación Bancaja, dirigida por Miguel Ángel, financiaba el programa, cuyo objetivo fue "formar líderes" que ayudaran al desarrollo del país. Venían, examinaban a los candidatos y a los que aprobaban los exámenes los llevaban a Valencia durante un año con todos los gastos pagados, unos diez mil euros. Pero en las veces que yo me reuní con los grupos de 12 jóvenes de uno y otro sexo en Valencia, hice especial énfasis, en que el dinero aunque sí es importante, para ellos estando ya ahí, lo que más les debiera interesar, es la gran oportunidad de salir de El Salvador, conocer Europa, entender el funcionamiento de una gran organización financiera y darse cuenta del gran salto cualitativo que ha hecho Valencia y los valencianos, ya que en treinta años, pasó de ser una ciudad grande y desordenada, a una ciudad excelente, con un alto estándar de calidad de vida, comparable con Frankfurt o Berlín.

Pues mire por donde, los errores políticos de por allá, nos afectan, imagínese cómo nos afectarán los que se están cometiendo aquí, que cada día hacen que El Salvador pierda puestos en los rankings internacionales de desarrollo. Gracias, Miguel Ángel, José Ignacio, Margarita, Valentín, Vicente, Pedro y otros amigos que ofrecieron muchas horas de su vida y experiencia profesional para profesionalizar a estos jóvenes salvadoreños.

Ingeniero. Columnista de El Diario de Hoy.

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