Para determinar cualquier práctica promisoria de establecimiento de cultivos forestales o frutales, es necesario conocer el suelo, la topografía del terreno y la conservación del suelo.
El ingeniero agrónomo José Alberto Telenchana, indica que la anterior es la forma de asegurar un buen establecimiento, desarrollo y permanencia del cultivo y con ello percibir mayores ingresos.
Si se mira detenidamente el suelo agrícola, las propiedades morfológicas, físicas y químicas pueden variar. En algunos casos se favorece a la relación suelo-planta- agua y en otros casos la afecta severamente.
El Salvador cuenta con un buen porcentaje de tierras aptas para establecer cultivos de tipo comercial. Hay suelos de textura arenosa, francos, francos arenosos, franco areno-arcilloso e inclusive arcillosos, ácidos, áridos, pedregosos y suelos superficiales.
Para seleccionar un terreno para establecer una plantación comercial, el productor debe considerar diferentes aspectos, entre ellos vías de acceso, medios de comunicación, disponibilidad de mano de obra, facilidad de adquirir insumos y otros.
El sistema
Los cultivos forestales y frutales requieren diferentes condiciones ambientales, según su especie y tipo de producción; juegan un papel muy importante la precipitación anual , temperatura, humedad relativa, altitud, vientos y luminosidad.
Conocer el clima y el terreno es un factor determinante en el proceso nutricional y productivo de las plantas y es el primer paso a seguir antes de la selección del cultivo apropiados.
Señala el ingeniero Telenchana que la siembra de cultivos forestales y frutales es una práctica importante, donde si no se cuenta con riego, sería necesario verificar que la época lluviosa se haya establecido. En el país la siembra preferiblemente sería antes del 15 de julio. Así aprovecha la mayor parte del invierno.
Si se cuenta con condiciones favorables como suelos con buena retención de humedad o eficientes sistemas de riego, la siembra puede ser casi en cualquier época del año.
El distanciamiento entre plantas dependerá de la variedad del cultivo, topografía, fertilidad, conservación del terreno, y manejo agronómico. Para dar un buen distanciamiento del cultivo hay varias opciones.
El sistema al cuadrado consiste en proporcionar igual distanciamiento entre planta y entre surcos. Es recomendado para terrenos con topografía plana menor al 5% de pendiente. Los ejemplares se plantan a cinco metros entre ellos, como regla general.
Agrega que en el sistema triángulo o tres bolillo se usa el diseño de un triángulo equilátero, donde tendrá entre sí igual distancia de siembra, en promedio cuatro metros. Este sistema se usa en terrenos con pendientes mayores al 10 % y terrenos accidentados.
Hay un sistema conocido como rectangular, que el ingeniero Telenchana describe como dar un mayor espacio a la calle entre cultivos, con cuatro metros entre ejemplares y ocho de calle.
Generalmente se recomienda para terrenos planos y para siembras en asocio con otros cultivos.
En todo caso, enfatiza que la orientación de los surcos en topografía plana menor al 5 % se realizará de norte a sur, es decir perpendicular a la carrera del sol y de oriente a poniente, si se usa un sistema de siembra rectangular ya que se aplica para asociar con otros cultivos, donde la calle queda expuesta a la luz solar y existe suficiente espacio para el otro cultivo.
En terrenos accidentados con pendientes mayores al 10%, la orientación de los surcos se realizara siguiendo las curvas a nivel que por lo general son perpendiculares a la pendiente, con el fin de disminuir los problemas de erosión y favorecer a la captación de agua, conservando así estos recursos valiosos (agua y suelo fértil) para la producción y recuperar el medio ambiente.
Tras estos principios básicos, se debe establecer la distancia entre ejemplares, que depende de su copa y raíces.