“La corrupción encuentra su aliado en la debilidad de los controles del poder”

El expresidente español se refirió a la importancia de la institucionalidad democrática para combatir la corrupción

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José María Aznar expresidente de España en el discurso del ENADE 2016.

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26 April 2016

“El camino para combatir la corrupción es fortalecer las instituciones que resguardan el Estado de Derecho, limitan el poder e introducen la transparencia en todos los niveles de la administración pública” dijo ayer José María Aznar, expresidente del Gobierno de España entre 1996 y 2004.

Aznar, quien fue el invitado de honor del XVI Encuentro Nacional de la Empresa Privada (Enade 2016), hizo énfasis en que un Estado, para garantizar los derechos de la ciudadanía con igualdad y sin favoritismos, debe estar bien organizado y en todo momento ser respetuoso de la ley.

“Una sociedad de ciudadanos completamente virtuosos es sencillamente imposible”, reconoció Aznar, quien agregó que “sí está en nuestras manos, y es nuestro deber, fortalecer las instituciones para que el Estado pueda poner frente a la corrupción haciendo uso de la ley, y proveyendo seguridad y justicia”.

Según el político español, organizar el Estado pasa por fortalecer la democracia liberal, la cual requiere de la independencia y la profesionalización de los aparatos de justicia, además de una constante vigilancia de los medios de comunicación, las organizaciones sociales y demás actores ciudadanos. “Con esta supervisión del poder, menor posibilidades habrá de que la corrupción prospere”, añadió.

Advirtió sobre los riesgos del populismo

José María Aznar advirtió a los asistentes al Enade, entre los cuales estaban altos funcionarios de Gobierno y líderes empresariales, que sin instituciones sólidas y poderes independientes, los países están en riesgo constante de caer en experimentos de política personalistas, los cuales lejos de combatir la corrupción la consolidan. 

“Cuando a un político se le da el poder de cambiar las cosas por decisiones personales y sin contrapesos, se abre puerta a la arbitrariedad y la corrupción”, afirmó.

“Es paradójico que en diferentes rincones del mundo se haya buscado en el populismo la respuesta a la corrupción. Basta mirar lo que ha ocurrido en algunos países de Latinoamérica para entender que quienes optaron por el fortalecimiento institucional y la transparencia van bien, y aquellos que optaron por desmantelar la democracia, están al borde del precipicio. Este último siglo ha sido el más próspero de la historia y los países que más se han desarrollado y más han prosperado son precisamente aquellos donde la democracia y su sistema de balances han funcionado mejor”, subrayó Aznar.

Si bien el expresidente español resaltó la importancia del fortalecimiento de las instituciones, afirmó que esto no basta para combatir las amenazas de corrupción y uso arbitrario del poder. 

“Hay que revitalizar la política como uno de los pilares de la sociedad abierta. Más y mejor democracia son las claves para evitar el vaciamiento y la destrucción de las instituciones”, dijo.

El expresidente español lamentó que lejos de ver avances universales en la revitalización de la política, a lo largo del mundo hay un debilitamiento de los partidos políticos, pues a su juicio “faltan proyectos serios y de largo alcance, y sobra activismo de corto plazo”. 

“Falta una visión histórica, agregó, pero sobran ambiciones personales poco fundadas. Faltan valores morales profundos a la hora de tomar decisiones, sobran tópicos inútiles”. 

La clave que dio Aznar para salir de este personalismo es darle nueva legitimidad a los partidos y “transformarlos en elementos modernos y transparentes (…) Los ciudadanos confían en partidos solventes y organizados, con líderes que promuevan aquellas reformas que las sociedades necesitan”.

Las claves del desarrollo económico

En la segunda parte de su discurso, José María Aznar reconoció ser un partidario de la libre empresa, la competencia y el libre comercio, las cuales calificó como las claves para generación de oportunidades y empleo en una sociedad. 

Por el contrario, advirtió de los riesgos de vivir en sociedades donde se usa la legislación “para constreñir el desarrollo empresarial, el trabajo y la legalidad”.

“Si no hay inversión no hay competitividad, no hay crecimiento y no hay oportunidades ni trabajo. Lo que hay es más ilegalidad, más informalidad y más corrupción. Para que haya inversión, es necesaria la existencia de un marco estable que garantice derechos y una administración responsable”, subrayó.

Además, enfatizó en que la regla fundamental del mundo globalizado de hoy es que “el primer factor competitivo es tener buenas instituciones democráticas”.

Esto es particularmente importante para El Salvador, dijo Aznar, pues en los últimos años ha enfrentado reducidas tasas de creación de empleo, un creciente déficit fiscal y un endeudamiento galopante, los cuales han desencadenado un débil crecimiento. “Y a pesar de que se han dado muchas reformas tributarias, estas no parecen haber sido efectivas”, agregó.

Si al país busca salir del estancamiento económico, Aznar recomendó la receta de la confianza, la credibilidad, el estado de derecho y la libertad de crear empresas, pues estos son factores que favorecen la inversión. “No puede haber prosperidad sin seguridad. Nadie invierte en países inseguros, sin marcos estables jurídicos y donde las reglas para la inversión no sean favorables”, explicó y agregó que también es importante la “disciplina fiscal, es decir no gastar más de lo que se tiene y no tomar lo que es de los demás”. 

El expresidente español advirtió que en un país con instituciones débiles, la corrupción y el pobre crecimiento representan un círculo vicioso: “La corrupción incrementa la economía sumergida (informal) y esto va en detrimento del interés ciudadano, ahuyenta inversores y termina mermando y limitando capacidad de crecimiento de la economía”. Y si no se generan oportunidades, agregó, es fácil que el desempleo y las crisis vuelvan a generar la necesidad de soluciones inmediatas y recetas personalistas.

Aznar finalizó reconociendo que “desde los Acuerdos de Paz, El Salvador ha dado grandes pasos en instituciones para alcanzar la paz, reducir la pobreza y consolidar clases medias, pero queda mucho por hacer”, como combatir la corrupción y los grupos criminales que cooptan las estructuras del Estado.