Good dog Sofi

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16 mayo 2013

El nuevo Papa nos ha llenado de esperanza. No sólo por ser latino, austero y tener cara de buena gente, sino por adoptar el nombre del Santo que más se identificó con la causa de los animales.

San Francisco de Asís adoraba a los chuchos. Sin duda sentía la poderosa conexión emocional homo sapiens–can, que sentimos millones de personas, sin importar nacionalidad, sexo, raza, nivel socioeconómico, ni religión.

No es lo mismo tener chucho que amar chucho. Estoy seguro que San Francisco no tenía a sus chuchos en el jardín sólo para cuidar la basílica. No me consta que compartiera cama con ellos pero, puesto que predicaba por su causa, no hay duda que el patrono de Asís a los perros amaba.

Yo también los amo. La reina de nuestro hogar es Sofía Eugenia, un schnauzer miniatura, pedacito de cielo de 7 años ( 49 de gente según su vet), atinado regalo de mis ex-compañeros laborales más cercanos, cuando, al ritmo de los mariachis al final de una alegre despedida, de una caja asomaron unas brillantes y asustadas pepitas que suplicaban: "Lleváme a casa".

La Sofi borró la melancolía que dejó tatuada en nuestros corazones la muerte de Tobías Antonio, otro schnauzer: ni miniatura ni gigante, hijo de cubanos de Miami. Cuenta la leyenda, que gracias a su tamaño rata de recién nacido, Toby entró al país, de mojado, escondido en una cartera y que, a la altura de Olocuilta, se hizo pupú en el carro de su abuela.

Luego de 14 años de amor, con mucho dolor, nos mirarnos a los ojos y acordamos de que era mejor ponerle punto final al sufrimiento que le provocaba un cáncer de próstata incontenible. Como dicen en mi pueblo, tal decisión "quiere huevos".

Qué bien se integró Sofía a nuestro hogar. Heredó los collares unisex de Tobías, su cama impregnada de tufito, su osito de peluche y demás guilindujes. Además heredó algo mucho más importante: El amor incondicional de una familia que comulga con la causa de San Francisco.

¡Qué diferente el macho de la hembra! Cuando la cachorrita Sofía regaba la grama del vecino, cómo me costó acostumbrarme verla agacharse, en vez de levantar su pata.

El loco de Tobías era un chivazo aventurero. Le encantaba que le tomaran fotos echado panza arriba (perverso), subido en la Vespa de su papi y explorando el monte. La reina Sofía es una diva, que no arriesga ni cutis, ni pellejo, en pasatiempos tan de macho. ¡Good dog Sofi!

Lo que no es diferente entre nuestros dos hijos caninos, ha sido su rebalse de amor, evidente en los aullidos de eterna felicidad cada vez que algún miembro de su familia entra a casa. ¡Good dog Sofi!

No me cabe duda que San Francisco de Asís también gozaba las dulces melodías de recibimiento de sus perros y que, al igual que este chuchero, agradecía tanto amor integrándolos a su estilo de vida, brindándoles licencia para subirse al sofá, aceptándolos en su cama, bañándolos de besos, complementándoles la purina con el guisado de la abuela y bautizándolos con tiernos apodos como zángana, princesa, gorda, chucita y Sra. bigotes. ¡Good dog Pink Ass!

¿Qué cuál es la mejor raza? Para gustos, colores. Yo recomiendo con creces el shnauzer (no importa el sexo), pero hay un sinfín de tamaños y "personalidades" de donde escoger, todos con un común denominador: La poderosa chispa de amor, y dulce compañía, que su existencia inyecta en nuestras vidas.

Oremos: Que el ascenso del Papa Francisco despierte amor y respeto hacia los canes, para que más homo sapiens descubramos tan mágica conexión y así mejoremos nuestras vidas. Que la noble voluntad del Santo de Asís nos permita incorporar a nuestras rutinas el tiempo suficiente para cuidar nuestra mascota como lo necesita y se lo merece. Que las organizaciones que velan por el bienestar de los perros callejeros encuentren recursos para poder continuar con su ejemplar misión.

Si por ser "alérgica a los pelos de chucho" jamás va a beneficiarse de la dulce compañía aquí descrita, agradezco no frunza la cara cuando el perro de su vecino, con esmero, y de choto, le esté abonando su jardín. ¡Good dog Sofi!

*Colaborador de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com