En defensa de la mujer

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11 mayo 2013

En este mes, se celebra a "la reina del hogar" como la llama la publicidad con sus abrumadoras ofertas. Y la colman de flores y la invitan a comer fuera, los bolos, los hijos ingratos, los maridos penqueadores, que hasta lloran recordando a su progenitora. Y tristemente, todo lo anterior resulta falso, ante el total y absoluto desprecio que por la dignidad y respeto que merece la mujer, se evidencia actualmente en nuestra sociedad.

Vergonzoso el rechazo de la diputada Lorena Peña a condenar la brutal y cobarde agresión que diputados chavistas, patanes y machistas, hicieron a Corina Machado, mujer que valientemente ha defendido principios y valores democráticos. La excusa de Peña demuestra falta de coherencia con los principios que asegura defender.

La inexplicable posición de la ministra de Salud en el caso de Beatriz, como madre, como mujer, como funcionaria y como profesional de la medicina. Al preguntársele sobre la posibilidad de realizar en la paciente un parto inducido, dice que "es una opción" pero ella y su camarilla prefieren el aborto. Descalifica y desmiente al distinguido grupo de profesionales del IML, y su informe basado en un reconocimiento de la paciente, acusándolo de no tener la capacidad profesional para emitirlo. Pero apoya la recomendación del aborto, del equipo médico de maternidad, aunque haya reconocido no haber examinado a Beatriz, y la de una Comisión Nacional de Bioética, carente de credibilidad moral y profesional, integrada por especialistas en género, historia y sociología.

Indigna la exigencia de Transparencia Internacional, la ONU y varias ONG pro aborto, que con insultante atrevimiento están presionando al Estado salvadoreño a realizar el asesinato de una criatura, que no merece vivir por su deficiente condición física. Este criterio rechaza la grandiosa labor realizada por el recordado Padre Vito Guaratto, fundador del Hogar del Niño Minusválido Abandonado, y apoyada económicamente por cientos de salvadoreños, y por el sacrificio de quienes cuidan de esos seres que por sus deficiencias físicas, no debieron haber nacido. Aunque muchos de ellos han alcanzado la madurez, por obra y gracia del amor recibido.

Surgen las preguntas: 1) ¿Por qué la ministra de Salud cuenta con ofertas de países amigos para llevarse a Beatriz a abortar, pero no para curar a Waldemar? 2) ¿Qué sentido tiene la campaña de la señora Pignato, para la inserción de las personas con discapacidad? 3) ¿Por qué el FMLN rechaza con indignación la recomendación de la embajadora de USA, de la conveniencia de la Ley de Asocios Público Privados, tildándola de injerencia en nuestros asuntos, pero no resiente la humillante exigencia de las instituciones que reclaman el asesinato de un salvadoreño inocente?

Una sociedad donde se desprecia a la mujer, justificando las agresiones cuando conviene a intereses personales, donde no se protege a la familia como célula vital de la sociedad, donde se apoya el sexo indiscriminado entre los adolescentes, y se desvirtúa la santidad del matrimonio, es el índice evaluador de la pobreza moral de sus dirigentes y del camino hacia su destrucción.

La madre, es expresión plena del amor de Dios, que le permite colaborar en el milagro de la creación, y a imitación de la Santísima Virgen María, es fuente inagotable de ternura, generosidad y sacrificio, que surgen y se acrecientan en el glorioso instante en que el milagro de una nueva vida, se hace sentir dentro de ella. ¡Dios proteja a las madres salvadoreñas, y al bendito fruto de sus vientres! Bendito claustro materno, que los abortistas quieren convertir en sepulcro.

*Columnista de El Diario de Hoy.