Obediencia y lealtad

descripción de la imagen

Por

04 mayo 2013

Ninguna institución en el mundo puede funcionar sin obediencia, para que se cumplan sus leyes, ni sin lealtad de sus miembros, a los principios que la conforman. Las familias, las sociedades, los países se distinguen por sus valores y principios, y funcionan mediante la disciplina y lealtad de sus integrantes, a sus leyes y principios. Y aunque no se espera que todos estén de acuerdo en todo, ni piensen igual, la madurez indica respetar la opinión ajena, sin pretender imponer la propia.

Nada de esto consideraron algunos diputados de ARENA, cuyos votantes les dieron la representación mayoritaria en la Asamblea, cuando renegaron traidoramente a los principios de su instituto político, para declararse independientes. Pronto se quitaron el disfraz, votando por el partido oficial, aunque sus postulados de corte totalitario, riñeran totalmente con la democracia que prometieran defender en el pasado.

La maniobra ha tenido numerosos seguidores, que han justificado su deslealtad y desobediencia, con razones de independencia, de conciencia y otros que causarían vergüenza en personas con mínimos niveles de decencia. Uno de ellos olvidó pronto que no fue elegido por méritos propios, ya que en su historial profesional existen hartos pasajes obscuros, sino gracias a una confrontación con el presidente Funes.

Pero Claudia Ramírez, al sumarse a la pandilla de traidores, ha destacado, no sólo por su total ausencia de principios éticos, sino por las desafortunadas declaraciones que no ha tenido vergüenza en rendir a los medios de comunicación. Como diputada de ARENA fue desconocida e irrelevante, jamás se le escuchó una propuesta, ni un comentario, ni participó en debates de altura. Estaba de adorno o de relleno, por belleza o por volumen. Y al convertirse en tránsfuga, decide hablar sin pensar, metiendo automáticamente la pata. "Lo de los $315 millones ni siquiera sabía para dónde iban a ser reorientados. No tenía ni la más mínima idea. No estaba en posición de votar y quería dar un voto razonable".

Lo cual demuestra su ignorancia, su incapacidad para desempeñar tan importante cargo, porque llegar a una plenaria sin conocer a fondo el tema a discutir es inaceptable, y más aún, retirarse para ir a pasar consulta médica por un problema de bronquitis, pone en evidencia su falta de responsabilidad, al delegar algo tan serio en una suplente que ha demostrado ser peor que ella.

Señores diputados traidores, expliquen por qué se denominan independientes, si no lograron la silla curul de manera individual, sino amparados por la bandera de un partido político. Como independientes, no pueden denominarse bancada, ni tener un jefe, ni pretender puestos en la directiva, ni oficinas, ni personal a su cargo, que tiene un alto costo económico que pagamos los contribuyentes, ninguno de los cuales votamos por Uds. Y en el caso de GANA, no pueden presumir de haber ganado en las urnas ese número de diputados, ya que los tienen gracias al absurdo sistema de residuos, porque realmente y por votos válidos, sólo obtuvieron 2 diputados.

El pueblo no puede confiar en personas que únicamente quieren hacer lo que les da la gana, sin obedecer leyes ni principios. El funcionamiento de las instituciones más respetadas, como la Iglesia Católica, los gobiernos democráticos del mundo, las sociedades ordenadas y las familias felices, están regidas por mandamientos, leyes, códigos y principios que todos sus miembros están en la obligación de respetar y obedecer, aunque no les parezcan. Porque pretender que todos piensen como yo, conduce irremediablemente al caos, que es hacia donde ustedes están llevando al país con su conducta irresponsable.

*Columnista de El Diario de Hoy.